— Me alegra que tomes la oferta. ¿Escuchó señor? Griffin tendrá más dinero para comprarle más helado... No, ¡Le compraré su heladería!

Efusiva, volvió a golpear la mesa, incluso haciendo que la cuchara rebotara y cayera de la misma al soltarse de su mano. Eso realmente no le importó, más si le apenó, porque tal parecía que estaba dejando una imagen de una niña caprichosa y que derrochaba el dinero a lo loco, pero Tess no conocía el significado de la malicia, ni mucho menos de administrar tanto dinero, tan fácil. Uno de sus mayores "caprichos" era comprar negocios, con los cuales obtener más y más dinero, solo para vivir cómodamente y que su hermana no pasara ninguna necesidad.

— Le pediré a mi hermana que venga a comprar su heladería, señor. ¿Cuánto quiere? ¿2 millones? ¿10 millones? Ponga su precio, yo se lo pagaré.

Ni siquiera volteó a ver al hombre, solo veía a Griffin, al cual le sonrió con dulzura y le regaló una mirada dulce, que era preciosamente adornada con el rubo