[code]<< Aquel par de traviesos lobos se mantuvieron a los costados de aquel rubio que se hallaba en el suelo, ahora se había sentado un poco para así no resentir el golpe que éstos le habían metido al derribarlo. — Ellos jamás me han lastimado, jugar es parte del aprendizaje, ellos saber cuándo es juego y cuándo ser una agresión real. — Aquel mantenía un atuendo deportivo, bastante casual para así jugar con ellos.
— Ellos confiar en mí, y yo confiar en ellos. Es la básica regla en una manada. — Completó, así mismo Geri, el can marrón, se acercó a ella lentamente olfateando a la chica que se mantenía a la distancia, acto seguido del Freki, el gris, para así comenzar a reconocer el aroma. Eran curiosos y quierían conoce a una amiga potencial. — Además, ellos ser muy amigables. — >>[/code]
[code]<< La mayor parte del tiempo eran toscos al jugar, por lo que no medían su fuerza, sin embargo, eso no le molestaba. Realmente le agradaba que estos fueran así, pues podía saber cuán felices eran aquel par de canes que cuyas energías no parecían tener fin.
Ante aquel tremendo golpe que se llevó, éste no tuvo otra opción que reírse mientras aquel par de descendientes de los lobos lamían su cara mientras sus colas se agitaban de un lado a otro. — Ya basta, ya basta. . . jajaja. — dijo mientras éstos se apartaron lentamente. — Si, estar bien. . . Siempre ellos ser así. — agregó al mantenerse sentado con ellos a su lado. — No miden su fuerza, pero les gusta mucho. — Su hablar era un tanto peculiar, le costaba trabajo hablar el español. >>[/code]
×Los observa correr luego de escuchar el silbido,así que fue tras de los canes solo para asegurarse que en realidad era su dueño quien les llamaba. Pese a ello ,se acercó para ver que el joven estuviera bien×
¿Se encuentra bien? Es que bueno son enormes bebés y pues pudieron...
×Al ver al joven apuesto solo le brindo una ligera sonrisa ×
[code]<< Había sido una mañana casual; Era justo la hora, no tan temprano, ni tan tarde, precisamente el momento en que aquel par de canes tenían que salir a sus ejercicios. Los había dejado sueltos un rato, para así ellos pudiesen explorar y conocer.
Fue en ese momento que decidió silbar en un agudo tono, así éstos corrieron alegremente hacia su dueño, quien había salido a correr con ellos. Y en su emoción, ambos saltaron hasta derribar a su dueño. — ¡Esperen! ¡No-! — Ya en el suelo, aquel par de juguetones lobos comenzaron a lamer el rostro del muchacho. >>[/code]
