No, por favor. No hagas eso, te lo explicaré todo pero no aquí. — Me levante de la acera de golpe al notar lo furiosa que ya estabas, seguramente si no tuviera el autocontrol que tengo ya estaría soltando todo, diciendo las posibles sospechas.
Una hermana. Eso era demasiado para cualquiera pero no para mí, lo sabía, lo intuía o como se quiera etiquetar. Una parte de mi siempre lo supo. — Sé que ahora no confías en mí pero en cuanto me escuches sabrás porqué preferí quedarme aquí y observar antes de acercarme. Dame esa oportunidad. — Di un paso hacía ti con la esperanza de que el enojo se hubiese bajado y no te alejaras o gritaras. No me convendría una llamada de la policía, una investigación mucho menos. Claro que quería abrir las puertas para nuestra nueva relación pero no podía olvidarme de las relaciones complicadas que tenía en este punto. Una familia mafiosa tenía sus riesgos.
No sabía si era por su reciente entrenamiento, pero pudo notar al joven observándolos desde el otro lado de la calle. Greta actuó normal y entró de nuevo a la casa yendo al cuarto donde estaba el vigilante con las pantallas en vivo. ─ ¿Quién eres y qué haces aquí? ─ Susurró para sí misma.
Sin pensarlo mucho y con el fastidio hasta la frente, Greta salió de su casa caminando directo hacía él. ─ Disculpa, ¿Te importa? Debo reportar cualquier comportamiento sospechoso, así que o te vas o llamo a la policía, elije. ─ Su tono era firme, estaba molesta, el chico no la había agarrado en sus mejores cinco minutos.
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Entrecerré los ojos como si de aquel modo logrará enfocar mejor a las personas que habían salido. El hombre me resultó poco importante, pero ella, ella tenía un parecido a la foto que había encontrado entre mis registros de adopción. Imposible que fuera mi madre, ella no sería así de joven pero algún parentesco sí que podrían tener.
─ Deberías darte unos días. Las cosas en la empresa están tranquilas ahora, lo dijo Shelby, deberías confiar más en ella. Yo te necesito aquí y lo sabes, no soporto la angustia de que otra vez entren en la casa. ─ Suelo ser una persona totalmente distinta cuando de papá se trata. Bajar la guardia, ser dulce y cariñosa era parte de lo que él se había ganado. Y lo que decía era cierto, no quiero estar sola, no después de lo ocurrido en mi apartamento.
Pero mis ruegos no sirvieron de nada, Ben Ashby salió sin mirar atrás aún cuando salí a despedirlo con mirada de pocos amigos que seguro ya ni notó.
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Pero las cartas no paran de llegar y siempre tienen la misma dirección. Debo estar loco al seguir una pista que probablemente sea una trampa de algún enemigo de la familia.
Detengo la moto unos metros antes. Observo la fachada al otro lado de la acera. Es una casa de millonarios. Y eso cómo puede ser una respuesta para mí.
Aparco la moto y me siento en la acera esperando ver algún movimiento.
