— Solo eres un títere de la iglesia. Ellos te están manipulando ¿Cuánta gente a la que tú proclamas defender no ha sido víctima en nombre de la religión? Te apuesto a que más de miles ¿Cuántas personas no han sido torturadas por el simple hecho de no seguir sus imposiciones? Desean corderos, gente subyugada, atemorizada, porque su dios es miedo. No con esto pienses que me estoy victimizando, a mí esas tonterías no me van. En esta vida aprendí que aquel que tiene el poder y lo controla todo, es el que impone sus propias leyes a su manera. —
— Jooo, dices cosas interesantes bruja, como sea, volveré a estas tierras algún día con algo lo suficientemente valioso y raro en la magia negra como para pagar que no me elimines.
Aunque, no pretendo ser un héroe de nadie, solo hago esto para ganarme la vida y porque fué lo que se me enseñó para vivir. —
De nuevo sonrió sin problema, no parecía atemorizado por las palabras ajenas, mas si su respeto hacia la hechizera se marcaba aún más.
¿Melancolía? ¿Rencor? El ambiente comenzaba a ponerse tenso, y no precisamente por su presencia. El asunto de los granjeros comenzaba a formar parte de un segundo plano y él, comenzaba a exponer sus sentimientos. Tal y como ella lo había afirmado anteriormente, el intruso era fácil de leer, como un libro abierto. — Básico. Si eres una plaga, estoy segura de que sabes cómo atacar a las mismas. Extinción.— Murmuró decidida, pero casi al instante, negó con la cabeza. — No seré tan radical contigo, pues veo, que como todos los humanos en el mundo, fácilmente te dejas guiar por los sentimientos. Vives con bastantes heridas de la infancia y tratar de ser un héroe en la actualidad es lo único que te queda, pobre de ti. —
Aquellos por alguna razón le interesaron, ya viéndoles detenidamente eran tan singulares como los del mismo hombre, salvo que probablemente no compartían la misma maldición en ellos, escucharla solo le hacía entender lo fastidiada que estaba aquella mujer, guardó silencio y se quedó pensando por unos momentos, sus palabras solo le traían recuerdos de como era su padre con él en su entrenamiento.
— No lo disfrutaráz, no tengo nada a mano que ofrecer, y tampoco la conozco lo suficiente como para ofrecerle algo que no conozca, además de que ya le eh quitado al menos 20 minutos de tu vida... En perspectiva, solo soy como una plaga que amenaza comerse los cultivos y fastidia al granjero...
— Cada vez que abres la boca, demuestras tu evidente falta de convencimiento, incluso de persuasión. Si unos pobres y mentirosos aldeanos lograron mover tus decisiones a base de mentiras, como si fueras un títere más de este pueblo maldito ¿Crees que a mí me daría gozo o placer compartir "algo caliente" con alguien como tú? — Se mantuvo en silencio por breves instantes, meditando. Entrecerró la vista y a través de ese velo opaco que cubría su rostro, solo alcanzaban a distinguirse los zafiros violáceos de sus ojos. — ¿Qué ganaría yo si decido aceptar, qué es lo que alguien como tú me puede ofrecer en compañía o conocimiento? No deseo perder el tiempo, porque es sagrado y eso con nada del mundo me lo podrías pagar. —
— Jajajaja, me sorprendería un poco que alguien tuviese interés en mi siendo honesto, pero tiene un punto a favor, los aldeanos me contrataron para buscar a una bruja, una mujer que vive sola en los bosques...
Supongo que me dejé llevar al encontrarle sola literalmente en este lugar lleno de bestias y animales, me disculpo de corazón —
En todo momento mantuvo su mirada fija en la mujer, podía ver su aura y los rastros de enorme y abundante maná viniendo de ella, pero aún así ella tenía razón en su argumento.
— Los valientes me retan y los cobardes me teme, alguien alguna vez le ha invitado a beber algo caliente?
Una pequeña risa abandonó sus labios, no, no se estaba burlando, parecía más bien un acto reflejo a las situaciones cotidianas de la vida. Su largo vestido negro se arrastraba sobre el césped cada vez que ella caminaba y así lo hizo dio solo un par de pasos y pareció con eso que el suelo del terreno vibraba. — A lo largo de mi vida he conocido a miles de personas y ninguna tan insolente como tú ¿Por qué habría de ser yo la bruja de la que todos hablan y no alguien más? ¿No te parece que has pecado de impertinente y grosero? — Se quedó quieta en su lugar, la dama oscura no parecía exaltada, mucho menos se sentía amenazada por la presencia intrusa. — Me parece un poco hipócrita de tu parte que busques erradicar las molestias del mundo cuando ahora tú estás siendo una. No eres educado, no te confundas. Eres fácil de leer, una mente penetrable y pobre. Podría perder el interés en ti demasiado rápido. —
— Pretendo asecharte si lastimas a la gente, no tengo deseos de cazar a menos que sea necesario, y mis intenciones son terminar con este trabajo y volver a casa... A decir verdad mi padre me educó que si alguna vez tomo algún trabajo relacionado a una bruja conversara con esta primero y luego tomara conflicto, es muy mal educado irrumpir como lo haría cualquier aldeano.
La mujer pudo notar como las pupilas de este eran rectangulares no solo siendo el color de sus írises algo singular, sus manos solo se mantenían sobre las espadas de su cintura pero no estaba en posición de desenvainarlas, solo descanzaba sus brazos.
— Si no eres tu quien ha provocado las desapariciones de las personas, aún cuando confiesas haber ya haber tomado la vida de un hombre hace poco, me iré y como disculpa traeré algunas plantas para creación de pociones.
— Veo que tienes modales, pero careces de inteligencia. No represento una amenaza, los valientes me retan y los cobardes me temen, todo en este mundo es subjetivo y yo, como todos, formo parte de la balanza. El bien y el mal, lo blanco y lo negro, la vida y la muerte ¿Qué es absoluto y qué no? ¿No eres tú en este momento una amenaza para mí? Entonces tú eres el mal. — La mirada de la azabache se mantuvo atenta en la figura “del valiente”, de arriba hacía abajo, divisó cada detalle de su vestimenta, hasta que sus ojos violáceos se encontraron a los carmesíes del varón. El flujo del agua en la superficie del río seguía corriendo de manera anómala, solo aquella parte del pontos tranquilizaba sus sentidos. — Mi nombre es sagrado en la tierra, impronunciable. Yo he respondido a tus preguntas, pero tú no respondiste las mías… ¿Me pretendes acechar? ¿Me quieres cazar? ¿Cuáles son tus intenciones? —
— Vaya poeta resultaste ser... Antes de cazar o derramar sangre prefiero saber si a quienes mis clientes ven como una amenaza realmente o es.... Agradezco la sinceridad por cierto, veo que aún hay algunas que respetan una solicitud cuando se pide en nombre de un aquelarre.
Los ojos carmesíes del hombre siguieron en todo momento a la mujer mientras su sonrisa no desaparecía en absoluto, sus palabras solo le confirmaban que era una bruja de profesión y que probablemente varios hombres habían ya caído ante sus manos por las razones que fuesen.
— Tienes nombre mujer? Prefiero llamarte por uno en vez de solo llamarte ¨bruja¨ tal y como lo hacen los aldeanos de forma despectiva.... yo soy Bayaseto
