– No te hagas el difícil, Azrael. Sabes bien que todo lo que rodea a tu existencia me intriga demasiado. ¿Cuál es la insistencia de mantener el misterio?, si tú ya conoces... Cada parte de mí.
– No quiero debatir contigo porque siempre vas a ganar. Hay cosas que no sabes de un Arcángel, pero no te quiero increpar. Musa bella, musa hermosa, déjalo nada más.[/c]
– El bien y el mal no se separan, conviven en completa armonía. Además, por tu aura, puedo percibir que no eres completamente bueno... Sucumbes, caes ante lo que no deberías doblegarte. Por ejemplo, yo. – Una sonrisa pícara, llena de malisia, tomó lugar sobre sus labios, rompiendo su faceta estoica. – ¿No es así, árcangel?
