-Llevo sus manos empeñadas hasta cerca de su rostro para ocultar esa risilla de felicidad ante las caricias en la cabeza, disfrutando de las mismas.-
¡Es díficil! Pero trato de ayudar a mami mientras no está, solo hago las cositas que puedo como recoger la fruta que cae de los árboles y cuidar a los cachorritos cuando salen de la madiguera. ¡Tito, cuéntame uno de avrenturas!