En aquél firmamento nocturno dónde las estrellas habían perdido su brillo y la luna no se atrevería a aparecer. El tétrico lugar tendría una vasta obscuridad, ni una luz haría presencia para iluminar el camino, solo la oscuridad reinaba por el sendero lleno de árboles tétricos. Los cuervos volarían en el firmamento. Crujidos de ramas rotas, aullidos de lobos hambrientos y la espeluznantes presencias se notarían con tan sólo mirar aquél lugar que pronto se convertiría en un campo de batalla. La oscuridad eliminaría cualquier rastro que se podría utilizar para orientarse. Todo aquél que se adentrara podía llegar a confundirse. En el enorme bosque espeluznante sería rodeado por una espesa neblina, con lo cual resultaría difícil saber exactamente la localización de los rivales el cual podían hacer uso de ella para ocultar su presencia o en ciertos casos lograr desconcertar al enemigo y en otros causarles la muerte si es que caían en las trampas impuesta ya sea por la madre naturaleza o por las entidades presentes.
En este vasto bosque rodeado de obscuridad y neblina se encontraría el youkai completamente sólo o eso pensaba. Aquel ser lleva una apariencia que constaría de una especie de cabellera larga platinada, piel blanca y de apariencia suave, sin mencionar sus garras que son en extremo filosas y algunos detalles como su luna morada y las franjas de color magenta en sus mejillas y sobre sus ojos que en realidad son rasgos permanentes de su piel. Su vestimenta consta de Hamaka Sashinuki en donde las piernas son divididas como pantalones y reunidos en los tobillos, creando un efecto inflador. El pantalón es largo de color blanco con pliegues (cinco por delante y dos por detrás) cuya función principal era proteger las piernas, su Hitoe es del mismo color, excepto que contiene diseños de un flor de color rojo y porta una armadura el cual asemeja a la de su padre fallecido. Por último una estola peluda en el hombro de Sesshōmaru la cual lo utiliza para atrapar y asfixiar al oponente con ella. Algunas veces parece tener vida propia, ya que en algunas ocasiones reacciona al estado de su dueño.
En su andar nocturno es acompañado por un pequeño demonio llamado Jaken, quién busca con afán al demonio Naraku, un ser tan despreciable que lo obliga a seguirlo hasta matarlo por haber querido atentar contra su vida, simplemente eso no merecía misericordia desde su largo trayecto se ha topado con algunas basuras o trampas enviadas por la misma entidad a la cual desprecia. Tras varias batallas se vio la necesidad de obtener una nueva espada, por el destino conferido uso los resto de unas los sirvientes de Naraku. Con el equipamiento adecuado llamó a su espada Tokijin. Con su nueva arma y un par de acompañantes prosigue la búsqueda de su enemigo, sin embargo al encontrarse en un terreno nuevo y peligroso por la neblina que lo cubre. Por la seguridad de sus acompañantes le dice que aguarden hasta su regreso sin mirar atrás avanza el cual se va perdiendo de la vista de ambos.
-Este...Olor... -
Su gran olfato detecta la presencia de un ser demás de él. Creyendo que se trataba de una emboscada quería dar por terminado la inútil lucha ya que estaba en busca de algo más importante en estos momentos. Con Autoridad expresa su advertencia o de lo contrario tendría que gastar energía en vano.
-¡Muéstrate!-
Sus palabras sonarían como ecos que se moverían entre el viento llenando el lugar con sus palabras. En un sólo movimiento eleva un poco su diestra a la altura de su pecho siendo extendido su brazo, apunta hacia aquel inesperada presencia. Con un rápido movimiento voltea su diestra y menea su dedo indice indicandole que se acerque.
Como era de esperarse, al fin había acabado, después de todo lo que tuvo que pasar, después de tantas torturas, al fin era libre. Por fin podía tener una vida en paz, al fin había conseguido lo que tanto deseo, en sus nueve años ahí adentro, su condena acabó. Suspiro de alegría, mientras se baja del automóvil militar que una vez lo alejó de su familia, y sus amigos. Y cambio su vida radicalmente.
Pero no tenía que pensar en esas cosas ahora, estaba de vuelta en su viejo pueblo, bajo del autobús que lo trajo, ¿Cuánto tiempo había pasado? Miro el lugar si que había cambiado dramáticamente, aun tenía puesto su uniforme militar, camisa negra, pantalones verdes, unos guantes a los nudillos, sus cadenas militares, y su pelo, verde pasto que le hacía competencia a sus ojos verde jade...
Camino por los lugares con una pequeña mochila, ahora que lo pensaba, no reconocía muchas las calles, había pasado diez años fuera de casa, y eso le sorprendia más que nada...
La observa con una sonrisa al verle tan nerviosa y entonces ordena él primero.
- Ordenaré una hamburguesa con papas fritas y una malteada de chocolate, me encantaría si le pudieran añadir un par de tiras de tocino frito si no es mucha molestia - musita Kaos guiñándole un ojo a la mesera.
- ¿Se le antoja algo ahora, fräulein o prefiere ordenar luego? - pregunta el joven sonriéndole.
[c=#2D5680]-la mirada del joven ocultada tras esos lentes de sol, apesar de la hora, sumamente ocultaban algo a su paso, mas nadie solo poco le conocian, sin embargo este mundo no tenia la seguridad de que tan efectivo era el dichoso don de su mirara celestino... solamente denoto a la joven dando una leve sonrisa de cortesia, apesar de ser la misma de manera ladina, pasando al aldo de la misma con una gran bolsa de dulces como encargo-[/c]
*Ya estaba acostumbrado estar en silencio con las personas, normalmente cuando entablaba una conversación con alguien siempre era él el que escuchaba mientras que la otra persona hablaba. Caminaba dirigiendo a la dama a la cafeteria que estaba ya cerca, pudieron observar una cafeteria grande y comoda, a la vez que elegante, pues ken buscaba los lugares mas reconocidos por su calidad y atencion al cliente, y mas si estaba acompañado de alguien. Entraron y se dirigio a su usual mesa donde solia almorzar solo, dejando asi su bolso en la silla para luego antes de sentarse sacar la silla de la chica y que esta se sentara*Dime que deseas tomar... normalmente tomo un mocaccino, en estos momentos no tengo de verdad hambre
