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Fl1558148 · M
Las sombras habían hecho presa en él, atrayéndolo a su seno con el amor de una madre acunando a su hijo predilecto. Flauros se había permitido desvanecerse, perder la conciencia y, finalmente, encontrar el descanso, tras haberse visto con el corazón roto y nada en las manos; todo le fue arrebatado de un plumazo: su reino, su familia, su vida misma. ¿Qué objetivo tendría despertar? La última merced le había sido concedida; y él, ingenuo, había creído que valdría la pena, hasta que la funesta escena se desplegó frente a su mirada embrutecida, acertando de lleno en la más profunda grieta de su ser. Todo él se resquebrajó, vacío, triste, vencido para siempre.
No.
Algo dentro suyo se revolvió, desafiante e iracundo. Cual una serpiente que se enroscara sobre sí misma, preparándose para arrojarse a la caza; con su lengua viperina saboreando el ambiente, temblando con la anticipación de la libertad.
No. Ellos deben pagar. Todos ellos... Te abandonaron. Te traicionaron.
No.
Algo dentro suyo se revolvió, desafiante e iracundo. Cual una serpiente que se enroscara sobre sí misma, preparándose para arrojarse a la caza; con su lengua viperina saboreando el ambiente, temblando con la anticipación de la libertad.
No. Ellos deben pagar. Todos ellos... Te abandonaron. Te traicionaron.
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