¡Ohoho! Me alegra y me satisface escuchar tus confesiones de que soy necesario para tu vida. ¿Te asusta que tomen tu lugar? No deberías, porque otra vez salvaré tu trasero, y sólo no te da el rollo. Yo recordaba que a pesar de los peligros del pasado, al menos había más seguridad y lealtad hacia ti. ¿Qué pasó, amiguito? ~ Te ocurre por confiar en lo que se mueva. Vamos rápido, Flauros, antes que me dé mi trastorno y comience a formar vástagos antes de tiempo...

Y por eso tuve que aparecerme. ¿Verdad? Por tus asuntos de novelas melodramáticas... Pero en lo que concierne en la existencia de traidores. ¿Qué le vamos a hacer? No es divertido que en un trato donde se juega la lealtad, existan torceduras de muñecas. Mi viejo amigo... ¿Cuando comenzamos? ¿Por qué no me haces parte de tu chisme y actuamos luego? Y claro, sé que aún no has terminado. ¡Ohoho!

Será una noche eterna pero divertida, de esas que habrá una diversidad exquisita. Por eso los tratos contigo son amenos, ohoho.~ Tampoco es que desee aburrirte con tanta aventura en mis recorridos de tasador, aunque... aprendí muchas cosas que te dejaré como sorpresa. ¡Ah! ¿Aún te preocupan esos mediocres? Si no hemos recibido novedades de ellos... ¿Qué crees que les pasó? ~

¡Oh! A ti nada se te puede negar. Nunca he visto imperfecciones a la hora de tratar contigo. Además... el trago debe ser acompañado de una buena conversación. ¿Con qué nos tendimos hoy? ~

¡Ohohoh! ¿Por qué no le convida a su superior? ~