FiliTheSwordman

Había algo de emoción en su andar, un aire aventurero que poco podía ocultar, quizás era su edad, el menor del grupo, el "impulsivo" según su propia madre, mas no podía evitarlo, toda aquella travesía le suponía una vivencia diferente, vertida de venganza, de hambre de orgullo, de un objetivo claro: Recuperar Erebor.
Y aunque el peligro era inminente, iría al frente junto a su hermano, hombro a hombro, lado a lado, pero juntos.

Tomó la delantera junto a Fili, admirando ese bosque que despedía una esencia densa y casi asfixiante apenas dieron un paso adentro, sintió que el aire contaminaba sus fosas nasales pero seguiría, no desistiría por ninguna razón. Así, conforme se internaban más, pudo comprender de lleno porqué es que aquel bosque que antes ostentaba el nombre de "Bosque Verde" Ahora era llamado "Bosque Negro" Y sencillamente... Era muy obvio el porqué, contaminado de la oscuridad y la muerte.

De pronto, sus sentidos que ya iban alerta, le advirtieron sobre un sonido de origen indefinido, bien podría ser un ave pero... No parecía haber vida desde que habían entrado, la desolación era completa, incluso pudo ver algunos pequeños animales, como ardillas y conejos muertos entre la hojarasca. Ipso facto viró hacía su hermano, enfocando su oscuro mirar en él, asintiendo apenas escuchó el "Shhh" pudiendo comunicarse con él sin la necesidad de hablar siquiera, por la línea de la sangre, el lazo de hermandad y compañerismo que sostenían.

Respiró entrecortado, buscando, recorriendo el bosque al frente de si, volteando hacía donde yacían los demás a pasos atrás con la misma alteración, su tío, Thorin determinado por igual.
Más de pronto... Sin esperarlo siquiera una gran araña se iba encima de su hermano, su sangre. — ¡Fili! — Retrocedió por la impresión pero al instante tuvo que reaccionar buscando su arco, preparándolo junto a una flecha cuando otra araña ahora iba hacía él, se preocupó por su hermano, pero tenía que actuar, así que lanzó la flecha hacía el enorme insecto, atravesando su cabeza desde debajo de las fauces, cayendo ésta justo a sus pies, haciéndolo tambalear un poco, cayendo su espalda sobre un árbol, mismo que le devolvió el equilibrio, pero también un momento de distracción pues en ese momento otra araña caía desde lo alto de la copa del árbol con la clara intensión de capturarlo a él.


— No no no ¡¿Qué demonios está pasando?! —Gritó desesperado, buscando otra flecha, quizás la espada la tenía más accesible pero él optó por la flecha hasta que la gran araña ya estaba encima suyo, forcejeando con ésta con ayuda de su arco sujetado con ambas manos, marcando en su rostro el coraje y apuro, sus pobladas cejas fruncidas por completo y la quijada endurecida al apretar los dientes por mera adrenalina y la fuerza que tenía el asqueroso animal.