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¿Una flor? Las mujeres y las flores...–¡Ah, que le sacaba fuego el alma! Un hombre no podrá ir por ahí enchapado de sus sentimientos, de su alma. Y todo lo demás, pobre la dama que tenía que lidiar con la personalidad del húsar el cuál ni podía explicar la razón de su pensamiento: Él también tenía a las flores como su cosa favorita, más la cosa le daba tanta angustia como júbilo— Yo...¡Definitivamente iré, Katiya! Más vale que me espere.
 
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