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Pero por qué caminar, cuando se podía volar a toda velocidad entre edificios, entre autos, entre héroes, desafiando la gravedad con ayuda de artefactos que la transportaba directo a la diversión. Por qué elegir una fiesta o una reunión social y sus incentivos químicos, cuando la adrenalina puede ser provocada naturalmente con la obtención a la fuerza de un delicioso premio ilegal.