— Tráeme a Siro ante mi presencia. A-HO-RA. — Le ordenó en tono enfático y comenzando a hartarse, sin afectarle en lo más mínimo el acercamiento del Consejero Real ni de su risa burlesca.

-Vaya vaya... impaciente por hacer negocios?

Pregunta, riendo bajo antes de acercarse al rei de las aves

- No puede esperar unos meros minutos? Como podemos esperar que sea paciente con la burocracia entoncesm

— Heh...¿De consejero a bufón real? Qué humillante... — Comentó mostrando una pequeña sonrisa burlesca y sarcástica, recostando su espalda en la barandilla de aquella terraza. — No necesito que me distraigas ni nada por el estilo. No voy a esperar a Siro el tiempo que a él le dé la gana. Así que pídele a alguno de sus sirvientes que lo traigan hasta mí de inmediato. O si no, tomaré esto como una falta grave ante la autoridad de uno de los 4 Reyes de Animalia. Es mi última advertencia. — Sus palabras fueron frías y duras, mostrando con ellas su porte y autoridad como Rey, aún estando en tierras extranjeras.

-Hmhmgm... solo me mando a entretenerlo hasta que pueda presentarse, deberia haber traido algun tipo de juguete o puede llevar una conversacion normal?

La serpiente era lo mas condescendiente que podia, en verdad no le agradaba el aguila y su gente, pero debia ser "politicamente correcto"

— Maldito imbécil... — Maldijo a Siro por lo bajo, manteniendo su vista fija en la extensión del reino terrestre. No obstante, sabía que no debía continuar como si aquel consejero real no estuviera ahí, no era parte de sus principios el ser irrespetuoso. Por ende, se vio obligado a darse la vuelta y observar a la serpiente de brazos cruzados y con cara de pocos amigos. — ¿Y qué vas a hacer? ¿Tu Rey te ha dado órdenes de decirme lo que él debería hablar conmigo directamente? Es una actitud para nada valiente de su parte...

-Lo dices como si todos los tuyos comieran pienso.

Responde la serpiente sin parecer nada movido por las palabras ajenas, sonriendo ampliamente y viendole directamente aunque era ignorado por el emplumado. Termina tomando asiento en una de las butacas, sacando un abanico para refrescarse lentamente, hacía demasiado calor

- Vas a tener que lidiar conmigo por el momento, nuestro monarca está ocupado.

— ... — Ezhno se encontraba en la terraza superior del castillo de Siro, en donde se podía ver todo el esplendor del Reino de los Terrestres. A diferencia del Reino de las Aves, que era una Isla Flotante entre las nubes, aquel reino era mucho más vasto y rico en vegetación, hidrografía y arquitectura. Era todo un imperio, desde la vista de Ezhno. Reconocía que no podía superar en extención y en población a Siro, pero al menos Ezhno sentía que tenía mucha más cercanía y apoyo de su gente, al ser un Rey empático con todos.

— Tampoco me agrada la idea de estar rondando en tierras de asesinos y depredadores sin escrúpulos... — Respondió el Rey sin siquiera mirar a ese consejero real. — ¿Dónde está tu Rey? Es a él a quien espero.

En serio... cuantas veces tendremos que recibirlo en nuestro reino?