[code]— Sí. Es lo que mejor me hizo creer. — Lo decía en serio, a pesar del resquicio de soberbia en su expresión. Ese que sin palabra, ni gesto particular de por medio, rechazaba (insólitamente para con ella) cualquier intento por cambiar su opinión. — ¿Sabes montar? — Preguntó con despreocupación en el tono; pretendiendo cambiarle el tema sin disimulo.
— No estoy siendo falso. De verdad es bueno verte de nuevo, ¿no lo ves? Pienso mostrarte lo rápido que es. — Una caricia más marcada en la sien del animal siguió a sus palabras para enfatizar la invitación. De cierta manera disfrutó internamente el sobre compromiso que le veía externar al ángel. Por eso también actuó menos prendido del tema, como si quisiera dejarle con la incertidumbre, pero exento de malicia alguna. El único motivo que tenía era experimentar ese interés inédito de ella; que siempre había sido tan excéntrica como su lugar de procedencia.[/code]
Después de todo era lo justo que se imponía por conferir aunque obtuviera un bien merecido adusto rechazo a cambio. Ella comprendía perfectamente y no deseaba importunar más, al menos un par de minutos con el ineludible cruce de miradas en genuina serenidad.
— ¿Eso es realmente lo que creés? — El requerimiento por inquirir sobrepasaba su propio raciocinio a un nivel en sucitar aquella sensación de necedad inclusive infructuoso para ambos, no obstante, prevalecía firme a su actuado sosiego.
Intuyó a la brevedad y de cierto modo ratificó el adquirido conocimiento ante su convivencia de años o quizás tan solo discernía a simple vista la falacia de la veracidad. ¿Lo conocía suficientemente para divisar cualquier comportamiento inusitado? En absoluto habría reflexionado sobre ello, hasta ese preciso instante. — Detente, no hay necesidad de mentir. Jamás precisaré de una falsa empatía. Es algo que no encaja contigo.
[code]— No, no tienes que hacerlo. — Casi interrumpiéndole, se sobrepuso con su voz para negarle la disculpa. Creía que no le hacía falta luego de que el tiempo haya hecho lo suyo con él. Entonces, finalmente le miró a los ojos de manera fija, revelándole su seriedad ante el tema con el que le abordaba, pero exponiéndose a ese radiante azul cielo de sus iris. — Al final salió todo bien. Nadie tuvo la culpa de nada. — Aplacó los labios, e hizo un ademán con su sien y hombros para expresar falsa desidia; en un intento de deslindarse de manera muda del tópico.
La sonrisa que ahora interpretaba el varón, se volvió una apuesta necesaria para eliminar la tensión que él mismo creó previamente con su nulo contacto visual. ¿Sería ella capaz de ver a través de él y su falsa simpatía? — Es bueno verte de nuevo, Ekat. — [/code]
— No solo a él. — De inmediato corrigió, pese a que previó todo tipo de descontento no esperaba la genuina sinceridad del checo tan factible.
— Debo excusarme de alguna u otra manera.
Y así fue tal cual pretexto nulamente franco que encubría la auténtica intensión. Ante su raciocinio mezclado con apices de arrogancia una y otra vez se negaba rotundamente al peligroso contacto directo entre ambos, en especial el visual.
— Me alegra, sin embargo, no del todo.
Tajantes fueron sus palabras y aunque existía la avidez por expresar mucho más prefirió mesurar las propias actitudes al curvar grácil solamente los rosáceos labios.
[code]— Es una pena que solo vengas a verlo a él. — Respondió con tal casualidad, que incluso su mirada se privó de la imagen divina de quien le visitaba, todo por no caer en su juego, o en su encanto; ambos igual de irritantes para él. — .. Aunque lo entiendo, es mi favorito. — Las robustas manos del varón contrastaban con las sutiles caricias al hocico de su compañero, y aunque su mirada dejó de ser suya para centrarse en el ángel, el checo no abandonó el contacto visual al animal.
Aún con sus ganas de revancha ante el sutil y elegante escarnio, no perdió la calma ni dejó que sus ojos se enteraran de ella. — .. Pero yo soy el suyo. — [/code]
Dió cierto énfasis romántico a su propia aserción y en el ínterin con el toque más sutil proveyó afectivas caricias al magnífico animal cuadrúpedo, cual sereno condescendió inmediatamente y sin duda alguna. Posterior aproximó la celestial faz solo para murmurar a modo de mofa destinada al policía.
— Recuerda ser paciente por siempre, tú mejor que nadie conoce muy bien a Ethan.
