El emperador era un espectΓ‘culo andante de emociones incesantes. Pudo sentir el calor de sus pΓ³mulos tintados de rojo al escucharlo, se colocΓ³ ambas manos en estos. Β‘Pero que sensaciΓ³n mΓ‘s satisfactoria verle asΓ, le producΓa un mariposeo incontrolable en todo su cuerpo, no se hizo esperar para correr a sus brazos.