[code]Qué intuición tan afilada. El peso de sus palabras fue suficiente para hacerle cerrar los ojos por unos instantes como un manerismo suyo de decepción, especialmente luego de adivinar su profesión. Estaba contrariado en el fondo, pues consideraba la posibilidad de que su percepción y agudeza fuesen excepcionales, ambas muy valoradas en su campo. A sus palabras, encontró su unica alternativa en una aclaración, en una concisa respuesta. Comandante, no peón. Hasta entonces, seguía sin mirarle. Solamente cuando respondió por segunda vez, entonces lo hizo, dándole la espalda al cuadro en cuestión que apreciaba antes. Como dije, mi intención era apreciar el arte. Aunque es verdad que busco una asistente, no vine aquí por eso. [/code]