[code]— Pero al parecer si significa que eres así de delicado...— comentó el peliazul sin temer a lo que sus palabras pudiesen ocasionar en el mayor; tenía otras impresiones, pero también quería molestarlo un poco. Se encogió de hombros, como es su costumbre cuando desea pasar de página, no sin antes concluir — No tiene nada de malo que te guste estar con más de uno a la vez, ya deja tus complejos. Y por supuesto, hazte responsable de tus antojos, no me enjaretes a mi algo a lo que nunca te he invitado. "Mi desatinado apetito sexual", por fortuna, no se compara a tu "elegancia".—[/code]
¿Porqué habría de necesitarlo? Bien sabes que soy selectivo. Que sea bello, no quiere decir que sea puto. ₪ Lo dijo con toda libertad. Estaba cansado de eso, de ser bello y hermoso, pero a la vez ser observado bajo ese aspecto y lo peor, ser la imagen fantasiosa de cosas sexuales exageradas. ₪ No confundas mi delicada elegancia, con tu desatinado apetito sexual por favor.
Una cosa es ser un caballero y otra tener otros intereses. Además, tu armadura es el símbolo fiel del deseo irracional e incestuoso de tu nueva Diosa y su hijo. Tienes todo el permiso de las estrellas, así como yo - Espetó aquel razonamiento simplista sin mediar consecuencias- Lo que yo creo es que te gusta ser el centro de atención incluso en el sexo, y es claro que una orgía no te lo otorga.~
Soy libertino pero con estilo ¿Por que clase de gente me tomas? ₪ Mordisqueo un poco el tallo de la rosa que sostenía entre sus labios ₪ En cuanto a eso... No entrare en detalles. Ha sido por petición expresa de mi... Madre. Algo traumatico ¡Sin elegancia! Soy un Caballero Dorado, no deshonraría jamas mi Armadura.
¿No las disfrutas? Qué raro, creí que tu libertinaje daba para eso y más. Yo hubiese estado cómodo, si te soy franco, pero. .. Lo que verdaderamente me ocupa es saber cómo es que terminaste metido en una de esas. Creí que Dionisio era el de las orgías y Afrodita la del sexo elegante.
-Sonrió, no sabiendo si el pisciano acababa de lanzarle un albur o solo un comentario hilarante al que no le encontró el chiste. Su curvatura labial más bien fue un reflejo por la felicidad del otro - Estoy buenísimo, como ya puedes verlo. ¿Tú qué tal? -
Es tu culpa por darme la espalda. ₪ Deja escapar una breve y divertida risita, una rareza en el, pues nadie le había escuchado jamas reír hasta ahora. Nunca actuaba o reía de mas, amaba demasiado la elegancia ₪ ¿Como estas?
