Lo dijo sin miramientos ni algún remordimiento siquiera, era una auténtica desgraciada cuando se lo proponía, aún así su mirada es suave por qué habla con su favorito.
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— No, non capisco sorella. Preferisco che me lo dica direttamente, sai che non mi piacciono questi giochi infantili.
Frunció aún más el entrecejo, ciertamente todos sabían que a Ignazio no le gustaban los juegos y prefería las cosas directas, más no se molestaba mucho más porque bien conocía a Elisabetta y sabía que a ella le gustaba hostigarlo así.
— Non vuoi essere divertente, capisci cosa intendo o vuoi l'esterno?
Le respondió ya más calmada, le gusta ver a su hermano y es feliz aunque el es muy sobreprotector con ellas, aunque sean tan intrepidas como lo son todos ellos, unas dignas hijas de Niccolò Di Vincenzo.
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No había mucho más que hablar, era cierto que ella también era hija de Niccolò y tenía tanto derecho como él de estar donde quisiera, mucho más al ser su hermana mayor, pero él sentía una inmensa necesidad de proteger a las únicas mujeres que quedaban en la familia. Frunció el entrecejo de nueva cuenta y al recibir la bofetada por parte de su hermana, se quedó serio y estático donde estaba, para posteriormente recibir los besos en ambas mejillas y finalmente escuchar ese susurro cerca de su oído.
— Cos'è che non ti piace Elisabetta? L'ufficio di Flavio? La gestione dell'azienda di famiglia? Me stessa?
Cuestionó a la mayor, guardando ambas manos dentro de sus bolsillos, sin retirar su mirar de ella.
—Attento a come parli con me Ignazio, sei il mio preferito, ma non ti permetto di parlarmi così, sono anche la figlia di Niccolò e posso restare qui.
Su tono era bastante severo, no es una niña a la que pueda regañar su hermano menor, aún así fue hacia él y lo abrazó con cariño y luego le dió una ligera bofetada en la mejilla, pero fue con cariño, luego lo besó en ambas mejillas y le susurro al oído.
— Non mi piace
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— Anche tu sei tornato. Che diavolo c'è di sbagliato in loro? Perché sono tornati? Tch... — Después de ver a su hermana mayor y a Flavio juntos, frunció el entrecejo y negó con la cabeza, disgustado; en efecto, estaba molesto por el retorno de sus únicas dos hermanas, aquellas a las que querían proteger de la mafia y que no terminaran casadas con escorias por culpa de la basura de vida que les tocó vivir gracias a su padre.
