Había pasado tanto tiempo desde la última vez que había visto a Eliam que ya había perdido la noción del mismo. Habían veces en que hablaban por vía telefónica, esporádicamente; Elyas había elegido alejarse de la mansión, de todo lo que involucrase el pasado y comenzar su vida en la Ciudad más cercana. No obstante, el momento de reencontrarse con su hermano había llegado, habían sucedido demasiadas cosas durante su separación, además de haber dado un ligero cambio en su carácter. Siempre había guardado un atisbo de rencor hacía el mayor por los hechos del pasado, por la consecuencia de un...
[i]Cada paso que Eliam daba resonaba en la mente de Elyas en un eco constante que comenzó a obnubilarlo, logrando tensar aún más su quijada; era como si todo el pasado volviera de golpe tras ver la cicatriz auto infringida en el ojo de Eliam, sólo le traía el escozor de aquella noche, la última mirada de su madre y sobre todo, el haber sido inútil para evitar el fatídico desenlace.
No era un secreto que entre ellos dos, Elyas era quien poseía un carácter explosivo y mucho más agresivo; por ello, apenas escuchó la voz de su hermano y lo tuvo cerca, advirtió que su broma pudiera ser verdad e ipso facto su diestra se adelantó sobre el hombro de Eliam para marcar distancia, presionándole. — No. —emitió con esa voz rasgada y pesada, clavando su único ojo visible en él.— No es necesario. —la presión al hombro de su hermano aumentó, no para hacerle daño, sino por mero acto reflejo, no era sencillo.
Transcurrieron quizá sólo un par de segundos, pero para él se trató de una eternidad..
