Había pasado tanto tiempo desde la última vez que había visto a Eliam que ya había perdido la noción del mismo. Habían veces en que hablaban por vía telefónica, esporádicamente; Elyas había elegido alejarse de la mansión, de todo lo que involucrase el pasado y comenzar su vida en la Ciudad más cercana. No obstante, el momento de reencontrarse con su hermano había llegado, habían sucedido demasiadas cosas durante su separación, además de haber dado un ligero cambio en su carácter. Siempre había guardado un atisbo de rencor hacía el mayor por los hechos del pasado, por la consecuencia de un...
Se produjo de su parte un silencio incómodo cuando le habló de la cicatriz. No produjo sonido alguno más que el de sus zapatos avanzando, sus pies que no se arrastraban por nada, produciendo solamente un sonido bien medido que acompañaba a la voz de Elyas.
Estaba a punto de hablar, a final de cuentas lo que dijo, con esa acidez que tanto le caracterizaba, le hizo soltar un bufido y treparse en la moto. Enarcó una ceja pero se sentó tan lejos de él como pudo, lo cuál era sinceramente difícil.
- No homo. - bromeó, pero a final de cuentas supuso que era normal que Elyas no tuviera humor para ello. Se enteró de cierto evento que alteró algo.
Solo quería hablar con él y olvidarse de todo ese mal que pasaron juntos.
y encenderlo para darle la primera calada, profunda y densa.— No es necesario que sigas con esa mierda como si borrara lo que pasó, no lo necesito, Eliam. —Habló tras liberar el humo, tomando las llaves que le fueron extendidas luego de ver su motocicleta arribar, manejada por uno de los empleados. El tema habría de postergarse, y tal vez era lo mejor, dejarlo enfriar para ir a lo que realmente importaba ¿Cuál era la verdadera razón por la que Eliam había dejado la mansión?
Había notado perfectamente lo que Eliam había hecho; ante ello una mueca se hizo en su rostro, no es que le negase la comodidad de usar esas habilidades, pero estando en ese mundo, en esa parte entre los humanos, era simplemente impensable, mucho menos ante el publico que por suerte, era nulo al haber pasado por un pasillo vacío.
— No he dicho nada. —respondió sin más, sin hacer mayor tema acerca de ello al ser tan irrelevante. Además, porqué habían llegado ya hasta la zona donde esperaría a que trajeran la motocicleta para abordarla. En tanto, buscó un cigarrillo en el interior de su chaqueta de cuero, llevando la cajilla a sus labios para pescar uno con los labios y volver a guardarla. — Ha pasado mucho tiempo, supongo que las cosas deberían cambiar, como esa puta cicatriz que tienes en la cara, pensé que no la traerías más. —Al decir aquello le dirigió una mirada aguda, su pupila incluso se contrajo ante la flama del encendedor que usó para darle fuego al cigarrillo...
La presión era demasiada. Incluso la que ejercía el menor sobre su hombro. Elyas era como diez centímetros más alto, un jodido poste, pero no podía más que intentar distraerse, no quería ver a Elyas directamente. Así que él mismo se apartó un poco.
Una pregunta más.
— No fue incómodo. — se silenció después de eso, llevaba su maleta cargando, no era grande o exagerada, a final de cuentas siguió a Elyas, aparentemente viajarían en motocicleta. No le gustaba la idea de cargar la puta maleta como imbécil en el artefacto ese. Así que cuando estuvo seguro que nadie los observaba. Eliam concentró una mínima parte de energía en el suelo, así abrió un portal al infierno, específicamente a su habitación en el mismo, dejó caer la maleta dentro y de un tronar de dedos se cerró el mismo.
mientras su ojo permanecía fijo al rostro de su hermano, como si le buscase la mirada, esa que le era negada como siempre por algo tan denso como la culpa, una culpa con la que cargaban ambos finalmente. — ¿Qué tal el viaje? —quiso apaciguar la tensión, soltándolo para así darse media vuelta y apartarse del grupo de gente que cada vez comenzaba a volverse más denso ¿De dónde mierda había salido tanta gente? Por suerte llevaba años viviendo en la ciudad, viviendo como "uno más" de los humanos que ahí habitaban y acostumbrarse a la algarabía era cosa superada. De a poco fue saliendo de la sala de espera, confiando en que él le seguiría el paso hacía el estacionamiento donde pediría la motocicleta.
[i]Cada paso que Eliam daba resonaba en la mente de Elyas en un eco constante que comenzó a obnubilarlo, logrando tensar aún más su quijada; era como si todo el pasado volviera de golpe tras ver la cicatriz auto infringida en el ojo de Eliam, sólo le traía el escozor de aquella noche, la última mirada de su madre y sobre todo, el haber sido inútil para evitar el fatídico desenlace.
No era un secreto que entre ellos dos, Elyas era quien poseía un carácter explosivo y mucho más agresivo; por ello, apenas escuchó la voz de su hermano y lo tuvo cerca, advirtió que su broma pudiera ser verdad e ipso facto su diestra se adelantó sobre el hombro de Eliam para marcar distancia, presionándole. — No. —emitió con esa voz rasgada y pesada, clavando su único ojo visible en él.— No es necesario. —la presión al hombro de su hermano aumentó, no para hacerle daño, sino por mero acto reflejo, no era sencillo.
Transcurrieron quizá sólo un par de segundos, pero para él se trató de una eternidad..
— ¿Te tengo que abrazar? — musitó, en ese tono bromista. Quería romper la tensión que avisaba la mandíbula de su hermano. No, no quería verlo a la cara. No en público.
(...) y el mayor tuvo que agarrar aire. A pesar de ser el mayor, no olvidaba que su "valentía" casi dejó a Elyas sin ojo, en la fatídica noche dónde perdieron a su madre. No lo olvida, pues también fue el día que como acto de culpabilidad quiso hacerse lo mismo que su hermano menor, pero solo quedó con una cicatriz que le recordaba lo estúpido que podía llegar a ser.
Después de un rato de ver gente bajándose y lidiar con el hermoso culo que se contoneaba frente a sí, en favor de una adorable morena. Recogió la maleta, y se dirigió a la sala de espera. Para su mala suerte, la morena estaba siendo esperada por una especie de gorila que besó. Y a Eliam lo esperaba también alguien, tenían un parecido ligero, pero el otro parecía más idiota.
No estaba seguro cuánto tiempo había pasado desde que Elyas y él habían convivido más de media hora en la misma habitación sin que alguno tuviera que "irse" la incomodidad era evidente desde hacía mucho tiempo. A final de cuentas terminaba descargando su ira contra otros. Esa rabia inmunda que le daba el saber que no podía hablar del pasado con su hermano. Jodida suerte.
Igualmente ya se quería bajar del avión, a pesar del cargo que ahora tenía en "el infierno" en tierra era solo un imbécil más, que viajaba como todos, y no porque no pudiera simplemente "transportarse", sino porque le gustaba ser un imbécil como los demás, aunque debajo de ese cuerpo ordinario hubiese otro, dedicado al otro lugar. El avión descendió(...)
necesitaba algo para sopesar el momento pues su mandíbula ya estaba sufriendo el precio de su alteración cada que la apretaba, siquiera sabía si seguiría sintiendo el mismo rencor hacia él al verlo, pues para buen a o mala suerte, Eliam poseía rasgos de aquel que fue el padre de ambos y el odio que sentía por éste nunca había sido un punto a favor. Poco a poco las personas fueron descendiendo y la banda de contención fue retirada para dejar que los pasajeros se reunieran con sus familiares y entre toda esa multitud, sintió el tiempo detenerse y todos los ruidos volverse ajenos a él, desde los estrechos abrazos del resto, los gritos, risas y hasta llanto; pues pudo verlo, imposible no reconocerlo y no hacerse evidente el mismo entre todo el resto, era sólo cuestión de metros para encontrarse de nuevo.
