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Fuerte, independiente, líder. | NO lemon.
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JJ1572707 · 26-30, M
-Oír su voz le estremecía, embelesaba y hacía que su reposado semblante se ruborizara. Jumbo parecía tenerla, como no tenía a otros, dentro de lo más profundo de sus afectos, y ello quizá se debía a su gentil forma de tratarle; planeó extendiendo con firmeza sus enormes orejas hasta aterrizar completamente sobre el suelo, pasando de encontrarse volando a trotar enérgicamente sobre el nivel del suelo hacia ella.- ¡! -Sus zafiros se descubrieron como si se fuesen a desorbitar, pues poco antes de llegar a ella una de sus patas delanteras se enredó con su oreja derecha y terminó rodando hasta caer a los pies de su Reina, envuelto entre la enorme telilla grisácea de sus orejas.
JFs1549341 · M
Bueno, bueno... —un gesto pensativo le imperó en el rostro, mientras se ponía en pie, golpeando sutil con el índice de la diestra, su bermejo labio inferior.— Anteriormente eran los Big Four ¿Sabes? pero llegué yo, a darle más genialidad al Team. —comenzó a explicarse, cuando el cayado mágico que portaba llegó desde el ventanal como si lo hubiesen arrojado desde las afueras, hasta ser agarrado por su diestra sin tan siquiera dirigirle la mirada a este. Enarcó una ceja, jugando con aquél bastón al darle rítmicas vueltas con desde su muñeca.— Está la adorable y encantadora Tooth, el Hada de los Dientes. Sisi, te encantará cuando la conozcas... es un poco... —pausó sus palabras, recordando las constantes escenas donde se entusiasmaba por su reluciente dentadura. Y así, sus párpados cayeron entrecerrados, en un gesto graciosamente desalentado— Rara. Pero es buena onda. —finalizó, señalando a la pequeña Elsa con el índice siniestro, como si buscase resaltarle las últimas palabras.— Jaja... Eh. No le digas que te dije que era rara. (?) —se mostró carismático pero nervioso, antes de proseguir.— Está el pequeño Sandy, es... —río entre palabras, divertido.— el muuy adorable Guardián de los Sueños. Pequeño, regordete, pelo espigado y arrojando arenas soñolientas por aquí y por allá. ¡Te encantará! —continuó, jugando aún con su cayado, pasándolo de mano en mano; desde adelante o desde su espalda, e igual dándole vueltas varias.— Está el sabio y viejo North. Nada más y nada menos que Santa Claus. —se interrumpió a sí mismo, antes de que la —seguramente— emoción de Elsa le hiciera por él—, Si, ya sé, no necesita presentación. (?) —prosiguió, y una vez más mostró la expresión desalentada, pero divertida.— Y, por supuesto, el Canguro "Bunny". Si, así como lo oyes. Caaaanguro, no conejo, ni conejito de pascua. Es un Canguro enorme, mal-encarado y saltarín que se cree conejo. —a medida que hablaba, parecía que describiese su físico con gestos en sus manos. Y para finalizar, después de tan "odiosa" presentación del Espíritu de la Esperanza, siguió— Pero es buena onda también... Cuando quiere. (?) —le regaló obsequió una sonrisa ladina, deteniendo el juego que hacía con su bastón, apoyándolo sobre el hombro.


Así que, contigo ¿Adivina? Yeah, seríamos 6 ¡Los 6 asombrosos guardianes!
Y tú... la Guardiana de Arendelle ¿Qué tal? ¿Súper, eh?
SW-User
Desde hace un tiempo. Pero, te entiendo. Tú conoces a Astrid, y, yo a Anna; es casi inverosímil.

-Aunque no se habían conocido hasta ese instante, habían estado, de algún modo, conectados a través de otras personas cercanas a ellos. El gran apego fraternal que se tenían Elsa y Anna, hacía que la mayor de ellas siempre estuviera presente, aunque no fuese de manera tangible, cuando Anna se encontraba con Hiccup.

La mención de los dragones extendió, ahora, la sonrisa del vikingo. Él sentía que eran su razón de vivir, y, de hecho, eran la razón por la cual él era quien era actualmente. Sin ellos, volvería a sentirse, de nuevo, aquel 'vikingo tan poco vikingo' que destacaba en Berk, y, no de la forma más favorable de todas; no quería volver a esos días-

¡Existen muchos tipos de dragones! En Berk, no los tenemos a todos. Te sorprenderías de la cantidad de clases que existen.

-Cuando hablaba de dragones, podía perderse de lo demás. Pero, por suerte, su mejor amigo, Toothless, descendió en ese momento de los cielos, aterrizando a pocos metros del vikingo, hacia el cual corrió con la lengua fuera, como si se tratara de un can emocionado de ver a su dueño. Hiccup lo recibió, prácticamente, con el mismo sentimiento-

¡Toothless! Justo a tiempo para presentarte, campeón. Ella es Elsa. Seguro que tú también has oído hablar de ella, ¿verdad?

JJ1572707 · 26-30, M
-Agitaba gentilmente sus enormes orejas a la vez que se movía erraticamente por el cielo azul, buscando con una emoción viva en sus profundos ojos azules a su majestad.- (?)
SW-User
¡No, en absoluto! El placer es todo mío, Elsa. Anna también me ha hablado mucho de ti.

-Tiempo ha, el vikingo había desarrollado una sólida amistad con la actual reina de Arendelle, pero, nunca había tenido la oportunidad de conocer a su hermana mayor. Según la información que tenía, actualmente, Elsa residía en un bosque junto a los miembros de una tribu indígena. No sabía los detalles, pero, prometían ser interesantes, y, justificaban su tardío encuentro con ella-

Bienvenida a Berk. Probablemente, no estés acostumbrada a un montón de vikingos corpulentos y bravíos, pero, te tratarán bien. Tienes mi palabra.

JFs1549341 · M
El guardián abrió sus destellantes ojos de la emoción al ver que aquéllo que la pequeña Elsa quería crear. Era justo lo que estaba esperando, que se inspirase al verle y no tuviese miedo de sus poderes. Asintió varias veces, enternecido y sonriente—. ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Sé que tú puedes lograrlo! —en cuclillas, dio ligeros saltos con la punta de sus ágiles pies, alejándose tan solo un par de palmos de distancia. Y al hacerlo, aproximó el rostro para contemplar con ojos de ilusión como podía concebir figuritas, tal y como él lo hacía.

Comenzó abriendo las fauces, hasta que lentamente fue esbozando un gesto sonriente; puro y noble, en el que poco a poco fue exhibiendo su reluciente dentadura. Golpeaba seguido, sus manos empuñadas sobre el muslo de sus tensadas piernas por la postura; anheloso por ver que lo lograría—. Sí, eso es... un poco más... concéntrate... —lo decía en una frágil voz susurrada para que conservase la calma; buscando además estusiasmarle a continuar. Y cuando finalmente lo logró, rió con tal efusividad que rasgó el velo de su impresión, para ahora verse embelesado de lo fascinante que era saber que realmente lo logró.— ¡Wooow! ¡HAHÁ! —alzó el rostro a lo alto, y miró como las celestinas luciérnagas de hielo, volaban sobre su albina cabeza.

El hielo y el frío, son dos características que van de la mano con la tristeza y el quebranto, como alguna vez dijo Pitch, tenía afinidad con las sombras y la oscuridad. Pero Jack, con voluntad inquebrantable, se rehusaba a verlo de esa forma, y quería a su vez, que Elsa también pensara en ello como un don y no como una maldición. Inmediatamente, sembró sus enormes ojos sobre la pequeña y le dijo.— Ahora, tú también eres una guardiana. —le sonrió con todo el ánimo.— Bienvenida al mejor equipo, el de la diversión ¿Cool, huh? —alzó en puño en búsqueda de chocarlo con el de ella, cuan gesto de camaradería.
JFs1549341 · M
Se quedó paralizado viendo como la pequeña Elsa le punzaba el brazo con su pequeño dedo. En una rápida reacción, dio un ligero pero corto salto; pese al haber estado sentado en el suelo, para esta vez quedar inclinado, con sus rodillas flexionadas y su rostro a la altura de la niña, ese juvenil y cándido rostro en él; tan lívido e inocente. Sacudió su cabeza en aras de no seguir luciendo perplejo, y recuperar el divertido animo que tanto le caracterizaba.— ¡Sí, nunca he estado mejor en mi vida! —energético y con una sonrisa le respondió, exhibiendo sus relucientes dientes que tanto atraían la atención de la hada Toothiana. Agitando sus enclenques brazos además, ser tan expresivo era parte de su peculiar encanto.

El dedo había llegado hasta sus pálidas mejillas, quedándose totalmente quieto mientras el dedo que le picaba le hacía gesticular caras graciosas y amorfas. Sus fugaces ojos miraron a ambos costados antes de fijarse una vez más en ella, sin poder hablar adecuadamente como si tuviese la boca llena.— ¡Síh, síh! ¡Shoy mhuy rheal! ¡Mhuy rheal!. —una vez que la pequeña dio el salto hasta su cama y comenzó a brincar, Jack, igual de emocionado que ella, le respondía mientras ella aún hablaba.— ¡SI! ¡Es increíble! ¡HAHAHÁ!—rió sin dejar de observar aquellos ojos tan llenos de ilusión y felicidad, adoraba verla así.— Y...y ¡Hey! ¡Mira ésto! —al conjuro de sus palabras, comenzó a crear una mística bola de nieve en la palma diestra, más brillante y más azul que cualquier otra vista. A los pocos segundos, la exprimió con sus dedos y comenzaron a surgir pequeñas figuritas de escarcha, revoloteando como si fuesen mariposas de hielo, hasta llenar la habitación. Entonces, el espíritu de la diversión le obsequió una sonrisa gentil y afectuosa.— ¿Lo ves? ¿Lo puedes ver?... Mientras creas en mí, nunca ¡Nunca! ...vas a estar sola.
JFs1549341 · M
Cuando las palabras llegaron a sus oídos desde aquélla voz aguda de la niña, quien pronunció su nombre una vez más, el Guardián de la Diversión —como se hacía llamar—, se detuvo por completo junto al escándalo que hacía al andar saltando como loco. En su rostro imperó un gesto estupefacto pero encantador; tal como el de ella. Balbuceaba, incapaz de articular palabra alguna en el momento.

Llevó las manos hacia su cabeza, y retrocedió un par de pasos—. ¡Sí, así es! ¡Jack Frost! Ese es mi nombre. ¡Ja...— la emoción le duró poco antes de volver a mostrarse atónito.— un segundo... ¡¿Tú también?! —y en el momento en que se acercó a él, repitiendo su nombre, una jubilosa risa corta se escuchó en él antes de volver a mirarle con extrañeza. Estaba aturdido con tantas emociones en tan corto tiempo (?)— Pero, pero, es decir... Sí existo. Quiero decir ¡Claro que existo!... ¿Tú sabes que existo?...— se agachó, poniéndose al tamaño de la pequeña pelidorada, ella era dulce y adorable, como un animal pequeño. Acercó su rostro para apreciar mejor sus grandes ojos y el reflejo que vio en ellos, tan puro y cristalino como el agua, no fue más que el suyo.— Estás viéndome.... ¡A mí!

Se sobresaltó y se apartó un poco, cayendo sentado sobre el suelo sin apartar la mirada de aquellos ojos que le veían con tanta claridad. Agitado y con una sonrisa efusiva, desarropó la capucha de su cabeza y reveló su níveo cabello lacio y corto. Nieve caía en la habitación, suaves y relucientes como si estuviesen al sol. Él... no podía dejar de mirarle.
JFs1549341 · M
Recordaba en la intimidad de sus pensamientos, aquel triste momento cuando su corazón se le afligió. Siempre vagaba de aquí a allá; de rincón a rincón, surfeando en el hielo que él mismo concebía al ser el espíritu del invierno; la manifestación de la travesura. En sus cíclicos viajes incesantes, despilfarrando diversión por todo el mundo, había arribado en el reino de Arendelle. Ahí conoció a una niña peculiar, con quien llegó a identificarse en muchos aspectos pese a su corta edad ¡Era asombrosa! Con la ingenuidad y la candidez de un niño, llena de energía ¡Llena de mucha alegría!. Pasaba días observándola, rompiéndose a reír de sus juegos y sus travesuras. Él disfrutaba muchísimo verla jugar junto a su hermana Ana, ¡Ambas de espíritu libre! ¡Como él! y aunque no pudiesen verle, era como sí ÉL mismo hiciera parte.

Pero llegó la noche en la que observó con espantados ojos como accidentalmente la pequeña Elsa lastimó a su hermana en aras de ayudarle. Quiso intervenir, para evitarlo de alguna manera pero fue demasiado tarde. ¡Oh no! ¿Cómo pudo pasar? Respiró agitado y solo pudo mirar la situación, estupefacto y alarmado por lo que pudiese acontecer desde aquél entonces...

Sus fauces manaban suspiros entristecidos de verle cada día rehusarse a jugar con su hermana, viendo como la ignoraba solo para protegerla. Ahí estaba él, fiel al cariño que sentía por la niña, asomándose en el ventanal de cabeza y con vistiendo la capucha de su suéter azul que le envolvía el pálido cabello.


#608FBF
❝...Ojalá un día ella pudiera verme.
¡Podría decirle que todo estaría bien!
Que yo también puedo hacer magia ¿Sabes?
Que no hay nada que temer...
Que... no debería sentirse triste...
Nadie debería sentirse triste
...❞


Siempre le miraba entristecido con su cara asomada por los resquicios de la ventana abierta. Algunas veces pidió a la luna; al hombre luna, que ella pudiese verle, aunque fuese por un día ¡Un día!. Pero entonces, se llevó una gran impresión cuando Ana pronunció su nombre, haciéndole sobresaltarse.— ¡Woah! ¡¿Q-qué?! ¿Dijo mi nombre? —entró a la habitación sin permiso alguno, y comenzó a saltar como loco de la felicidad en medio de ésta.— ¡Dijo mi nombre! ¡WUUHJUU! ¿Puedes creerlo? ¡HAHÁ!—rebosando de la emoción le preguntó a Elsa, quien abrazaba sus rodillas en un rincón solitario, convencido a sí mismo que ella no podía verlo ni escucharlo; como siempre, pero aún así lo hacía por mera costumbre. Ohh Jack, estás a punto de llevarte la mayor de las sorpresas....
CDs1564748 · F
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