*Tras escuchar su respuesta la pequeña ladea la cabeza, curiosa y, un tanto confundida. Confusión que supone la hace ver estúpida, por lo que, en lugar de preguntar lo que es una revista de cocina, prefiere hacer otra pegunta.* ¿Has cazado donde vivías?

*Por supuesto, que, a diferencia de los temores del otro niño a preguntar más, eran por razones muy diferentes, en caso de ella, el orgullo es principal motivación a abstenerse de hacerlo.*

Retomó su mirada a la niña, un tanto curioso sobre eso de "verdugo" pero de momento decidió no preguntar que era eso.

Por supuesto que esa pregunta le llenó tanto de molestia como de tristeza, ya que, pese a aparentar ser un niño bastante normal y simple, divertirse era lo menos que hacía en su vida.
{ Leía revistas de cocina y me imaginaba como hacerlas. Es algo tonto... } Sonrió forzado, tratando de ocultar ese mal estar que se generó de un momento a otro, más aún aquella presión de angustia sobre su pecho.

Pensé que era él. *Exclama la niña, un tanto resuelta, para luego añadir.* Es el verdugo oficial de Padre. También le trae los encargos. Es el tío Bernard igual.

*Luego de decir aquello, se aleja de la ventana, para mirarlo detenidamente, mientras ladea la cabeza y entre cierra los ojos con curiosidad.* ¿Qué hacías donde vivías para divertirte?

{ No le pregunté su nombre, solo me trajo aquí. } No tenía forma de explicar quien era más que con algunos vagos rasgos, aunque tras aquella mención, su mirada se desvío a la ventana, así como también se acercó a esta para detallar a ese sujeto con algo de cuidado y curiosidad. Posterior negó repetidas veces con la cabeza. { No, él no era. }

¿Quien te trajo aquí? *Pregunta con curiosidad la niña, tras escuchar toda la respuesta de aquel niño, extrañamente amable.

Sin embargo, en el momento que observa por la ventana, aprovecha para reforzar su pregunta, señalando a un paladín, descendiendo de su montura, al llegar al castillo.* ¿Él?

*El guerrero al que se refiere, resulta ser un individuo de aspecto aterrador, corpulento, muy alto y de complexión poderosa, sin embargo sus toscas facciones empeoran el miedo que, ya con sus porte y cuerpo, es capaz de inspirar.*

{ ¿Erzebeth? Qué nombre extraño. } Respondió con un ligero tono peculiar, entre una mezcla de confusión y curiosidad ya que no le sonaba para nada ese nombre.

Pese a ello, su mirada se mantuvo atenta en ella, en sus movimientos y en sus expresiones, dándose cuenta de la molestia generada por ella.

{ Soy hijo del Rey... O eso creo, aún no he visto a mi padre. Un sujeto me trajo a este mundo. }

*A la pequeña, sin duda le parece bastante curioso el enorme parecido que tiene con él, pero, si algo le parece más curioso es que el niño le hablase con aquel tono de familiaridad. Incluso, sin saber porque, siente una molestia con el hecho y, frunciendo el ceño bastante, es que expresa en un tono duro, para tratarse de una chiquilla.* Soy Erzebeth von Höllenfeuer

*La pequeña. entra sin más a la habitación, sin dejar de mirar al niño, y, pregunta en un tono, un tanto frío.* ¿De donde vienes? No te he visto en el castillo. Tampoco te he visto en la familia de algún Lord o Lady.

El pequeño se encontraba jugando con uno de los peluches que le habían regalado, el cual simulaba una pequeña charla con él. Realmente no tenía mucho que hacer en esos momentos, no tenía permitido salir a recorrer el castillo, o al menos eso le había dicho uno de las sirvientas, así que se mantenía entretenido con lo poco que tenía a mano.

Para cuando la puerta de la habitación se abrió, su mirada inmediatamente se fijó en aquella nueva persona, para su sorpresa se trataba de una niña, con un parecido idéntico al suyo, así como también la notoria heterocromía a la inversa de sus ojos. Se levantó y se encaminó hacia ella, bastante curioso.

{ Me llamo Bastian... ¿Tú quien eres? } Preguntó en un tono suave y bastante cariñoso pese a no conocerla muy bien, pero algo le decía que estaba aparentado con ella.

(...) con una voz, un tanto gélida, para una niña.* ¿Quién eres...?