Erick asintió en silencio dejando que ella lo atendiera. De cierta manera era extraño ''¿Desde cuándo pasa?'' se preguntó mientras la miraba con atención.
En toda su vida nadie se había preocupado por él. Cuando estaba herido le aventaban un pedazo de peltre, seguido de un insulto para que tragara el metal.
La miraba, feliz por dentro. Pues sabía que ella lo amenazó porque estaba preocupada, porque por su imprudencia ella pudo haber estado nerviosa.

—Antes de ir por eso quizá deberíamos salir a algún lado —dijo con cuidado, buscando las palabras adecuadas para no recibir un golpe por su parte—, quizá ir a comer..., o caminar.

~Finalmente la bruja regreso hasta donde se encontraba ya con las hierbas medicinales~ Si quieras más metales sabes perfectamente que podemos ir a comprar más, dinero no nos falta... Ahora, quedate quieto o yo terminaré de matarte ~Dicho esto, poco a poco comenzó a limpiar la sangre con un paño húmedo~

—Deberías haber visto como quedó el otro —dijo entre quejidos. Se apoyó a cómo pudo de sus manos para hacerse en uno de los sillones para descansar—, sólo fue una moneda que me rozó. Nada grave, sólo ocupo peltre.

Mantenía la respiración agitada, la adrenalina iba descendiendo y cuando tanteó cuántos frasquitos de metal quedaban en su bolsillo soltó una maldición.
Había vuelto a quedarse sin nada.

¿Por qué eres tan descuidado? ~En su rostro se mostraba la preocupación de ver a su amado de aquella manera, se apresuró a tomar algunas hierbas medicinales para mezclarlas y ponerlas en las heridas~

—Alomancia.

Déjame adivinar... ¿Emboscada?