— ¿Mate? Que interesante, nunca lo he probado antes. Por supuesto, me encantaría probarlo. —Se acercó un poco a Eric, reduciendo el espacio entre ellos—. En cuanto al sabor, creo que me gustan las cosas un poco... amargas. ¿Y tú, Eric, eres dulce o amargo? —Preguntó con una sonrisa juguetona y seductora en su rostro.