Amable y competitiva
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LeonardBeauregard · 31-35, M
Ooc: bien, despues de todo el "amor" que le tuviste a Penelope... Iniciaré(?)
Le disgustaban las cafeterías, le disgustaba el servicio que no fuese el propio pero, para efectos de la historia... Empezaremos así.
[. . . Dragon's voice. . .]
"Se lo que piensan, que he enloquecido, ¿cierto? Un Dragón hablando a través de la boca de un humano, no es tan difícil de comprender, tengo tantos años que podría decir que... La humanidad ha ido de cayendo pero, no soy quien para hacerlo.
¿Mi nombre? Eso no importa, no quieren saberlo. La gente ve alrededor solo por sus propios medios, por su propio miedo e interés. Entonces ¿para qué molestar a Leonard con llevarle a un café? Primero, para pagar un ofrecimiento, segundo, porque el aroma del café es bueno para alguien como él y, tercero"
-Porque me he aburrido en casa.
Empecemos la historia en una cafetería de la ciudad preferida el contrario, el muchacho, de rubia cabellera y ojos avellana entraba, el sol le seguía, o eso parecía porque, al entrar, casi iluminó el pequeño local, vestido de forma simple, sueter de punto sobre e torso, jeans en las piernas y las zapatillas converse en los pies, esa sonrisa agradable a los ojos externos y andar de reyes; era el único Beuregard con vida, nadie había sabido que sucedía con aquel, sin esposa, sin hijos... A sus 23 años, en su época (1870) debía empezar a pensar en una familia pero, por extraños y misteriosos motivos, no había mujer indicada para él. No queremos ahondar en la historia, ya habrá tiempo de sobra pero, a andar hasta la barra y tomar asiento, se topó con una figura curiosa, empujándola desde la espalda, haciendo que el café cayese y, por consiguiente, viéndose en la necesidad de hablar, vocablos suaves, afligidos....
-Lo lamento mucho, ¿estás bien?
En realidad no estaba viendo a la chica, no podía, eran meras sombras para él, pero no por lo que se piensa, su visión es perfecta... Es porque, para él, la gente a su alrededor es completamente irrelevante... todavía.
Le disgustaban las cafeterías, le disgustaba el servicio que no fuese el propio pero, para efectos de la historia... Empezaremos así.
[. . . Dragon's voice. . .]
"Se lo que piensan, que he enloquecido, ¿cierto? Un Dragón hablando a través de la boca de un humano, no es tan difícil de comprender, tengo tantos años que podría decir que... La humanidad ha ido de cayendo pero, no soy quien para hacerlo.
¿Mi nombre? Eso no importa, no quieren saberlo. La gente ve alrededor solo por sus propios medios, por su propio miedo e interés. Entonces ¿para qué molestar a Leonard con llevarle a un café? Primero, para pagar un ofrecimiento, segundo, porque el aroma del café es bueno para alguien como él y, tercero"
-Porque me he aburrido en casa.
Empecemos la historia en una cafetería de la ciudad preferida el contrario, el muchacho, de rubia cabellera y ojos avellana entraba, el sol le seguía, o eso parecía porque, al entrar, casi iluminó el pequeño local, vestido de forma simple, sueter de punto sobre e torso, jeans en las piernas y las zapatillas converse en los pies, esa sonrisa agradable a los ojos externos y andar de reyes; era el único Beuregard con vida, nadie había sabido que sucedía con aquel, sin esposa, sin hijos... A sus 23 años, en su época (1870) debía empezar a pensar en una familia pero, por extraños y misteriosos motivos, no había mujer indicada para él. No queremos ahondar en la historia, ya habrá tiempo de sobra pero, a andar hasta la barra y tomar asiento, se topó con una figura curiosa, empujándola desde la espalda, haciendo que el café cayese y, por consiguiente, viéndose en la necesidad de hablar, vocablos suaves, afligidos....
-Lo lamento mucho, ¿estás bien?
En realidad no estaba viendo a la chica, no podía, eran meras sombras para él, pero no por lo que se piensa, su visión es perfecta... Es porque, para él, la gente a su alrededor es completamente irrelevante... todavía.