¿Tienes idea de lo perturbador que suena eso? -Rió y a pesar de la falsa burla, lo cierto era que adoraba los momentos en los que era el foco de su atención. Esos pequeños momentos del día en lo que se olvidaban de todas las responsabilidades y los problemas que se habían echado a la espalda.- Y mañana de vuelta a la vida adulta. -Resopló con pesar, atrapando una de las manos del castaño, pues aún les quedaba media mansión que recorrer para llegar a su habitación.- Por lo menos no haré más viajes fuera de la ciudad hasta dentro de un par de semanas. Si los chicos están de vacaciones y nada se nos atraviesa, esta vez podrías ir conmigo.
-Apenas la escuchó disculparse el negó con la cabeza.- No, no...todo está bien. -Hizo lo mejor posible por sonreír y enfocarse en lo bueno. Enfocarse en Emma.- Hey, puedo pasarme horas tratando de contar cuantas pestañas tienes en el ojo izquierdo sin aburrirme por un instante, cariño. -Se levantó, y comenzó a andar, esperando que lo siga.-
-No fue necesario indagar en su cabeza para darse cuenta de que ella misma arruinó lo que estaba celebrando.- Lo siento... Scott, no quise... -Lentamente fue bajando la mirada hacia el café en su respectiva taza, viendo su propio reflejo deformándose con las ondas del líquido. Sabía que el tema de Cable era un tema delicado para él. No había forma de arreglarlo, lo sabía, y aún así él hizo el esfuerzo por tener algo lindo que decirle. Emma colocó una palma sobre la rodilla del mutante y la apretó.- Vamos a la cama, cariño. Verás cómo te mantengo despierto. -Le respondió retomando la picardía en su voz y en sus gestos, recorriendo su muslo con las uñas hasta que se puso de pie.-
-Mira para un lado por un instante, su mente divagando en la memoria de Nathan, del hijo que nunca crió. Cable. Había bromeado y su humor ya se estaba evaporando tan rápido como había aparecido.- Ah, entiendo. -Sonríe a medio labio para tomar luego su barbilla y besar su frente con suavidad.- Sonará trillado pero te prefiero a ti que al café. Y honestamente no necesito de él para mantenerme despierto. -Aprieta los labios con una sonrisa un tanto irónica. Noches en desvelo con los problemas que debían enfrentarse usualmente era un tema bastante común para el líder de los X-Men.-
¿Un bebé? -Forzó una carcajada en cuanto se sentó.- Hoy estás muy ocurrente, cariño. Eso significa que estás de buen humor. -Suspiró, negando con la cabeza. Pocas veces se veía al mutante tan sonriente, y no quería desaprovechar la ocasión, por lo que los temas serios quedarían para después.- El café, tú y yo. -Le aclaró risueña.- Mira que leo tu mente todo el tiempo y jamás me topé con otro bebé en tus planes. -Por "otro" hacía alusión al primogénito del mutante.-
-Ladea la cabeza, arquea una ceja mientras la mira acercarse a la mesa- ¿Trío? -Ríe para luego mirarla a los ojos tras responder su beso con suavidad.- Yo a ti, Emma, no me dirás que te refieres a que tendremos un bebé o algo así. No digo que no lo apruebe, sólo que no sería la mejor forma de anunciarlo. -Sonríe a medio labio y respira profundo, parecía tranquilo.-
Suena a un trío interesante. -La sonrisa ladina adornó los labios de la mutante, el tintineo de las tazas cesó cuando la rubia las depositó una a una sobre la mesa. Aprovechó que sus palmas conservaban aún el calor en esa noche fría, para colocarlas sobre las mejillas del castaño y acercarse a saludarlo con un beso en los labios.- Te extrañé, Scott.
