En el momento de escuchar una voz masculina, se giró para así ver al chico que hace unos pocos días conoció, sonrió suavemente al ver que entendía a lo que se refería. —Vaya... ¿Cuándo llevaste? — preguntó viendo cómo los gatos se empezaron a estresar ante la presencia del ajeno por lo que al poco tiempo se fueron. —Hm...— luego de dudarlo por un momento se sentó en el borde de aquel sitio aunque con los pies cruzados mientras veía la misma escena que el más alto. — ¿qué es lo que más deseas en este mundo? —

— Un lugar al cual llamar hogar — Menciona tranquilo, aunque no puede negar que se siente un poco identificado con sus palabras. La cercanía de los gatos genera que estos se estresen un poco, pues la presencia y olor a canino los pone alerta del azabache, y él sólo se queda en el borde de ese malecón para observar el atardecer irse como agua entre los dedos.