—No las escondo, simplemente es información que no necesitas.

Asintió levemente con los ojos entrecerrados, por algún motivo no confiaba en ella ni en sus motivos para quererlos lejos de la mansión.

—Lo consultaré con tu padre.

—Porque tampoco es que tengas razones para esconder mis debilidades, después de todo es mí persona de la que hablamos, juro que si me dices, te responderé con total sinceridad si lo es o no.—

Una sonrisa que parecía amable se formó en los labios de la fémina cubriendo éstos con las falanges de su mano derecha mientras miraba a su madre.

—Mi interés es totalmente por mi esposo, quiero que se relaje y ciertamente no nos dejarían ir sin que nos vigilen ¿no? —

—¿Qué te hace pensar que te lo diría?, ¿a caso esperas que también te diga cómo matar a uno de los nuestros?, no seas absurda.

Claro que conocía a su familia y así como su hija, ella tampoco pensaba compartir lo que sabía y lo que no, cada quien peleaba como mejor sabía.

—¿Qué particular interés tienes en que nos vayamos?

—No todos han demostrado sus debilidades, ¿cuál crees que es mi debilidad? Madre. —

Preguntó ansiosa por saber qué respondería la mayor a la pregunta pues todo lo que le había mostrado hasta el momento pudo haber sido mentira o tal vez no, solo ella sabía cuáles eran sus debilidades.

—Quisiera saber qué pensará padre al respecto de la salida, aunque dudo que acepte.—

—Hmm, parece que no me conoces Elizabeth, toda la familia ha dejado ver sus debilidades con tanta facilidad que ni siquiera he tenido que esforzarme mucho. No necesito alejarme para ver lo que quiero ver porque todos han hecho bandera de su vergüenza.

Se incorpora y se admira en el espejo que tenía sobre el escritorio y asiente conforme con la labor de su hija.

—Sí tu padre lo desea, tal vez.

—Hm... Entonces simplemente podríamos salir en algún momento, solo por un día... Incluso podrías usarlo para ver las debilidades de cada uno al verlos bajar la guardia.—

Ciertamente Elizabeth podía ser algo manupuladora de vez en cuando, suponiendo que aquello lo había heredado de su madre, le gustaba ver cómo reaccionaba cada uno a diferentes escenarios que tal vez ella crearía pero nadie sabría, luego de unos segundos se alejó de su madre pues había terminado con su trabajo que era relajarle.

—Te ves tan bella como siempre, madre, ¿pensarás en mi propuesta?.—

—¿Rendirme?, no querida, esa palabra ni siquiera está en mi vocabulario y no es propio de mí rendirme pero si sé qué batallas debo pelear y cuáles no.

Cerró los ojos un instante dejándose hacer por su hija y una sonrisa un tanto burlona se dibujó en sus finos labios carmesí cuando aquella sugirió unas "vacaciones".

—Estoy segura de que se va a derramar sangre y de ustedes dependerá de quién será esa sangre. No puedo tomar vacaciones porque la familia es una tarea de tiempo completo.

—Lo siento por ser una decepción madre, pero sabes que podrías corregir mi comportamiento en cualquier momento, eres más fuerte que yo o cualquiera, pero de alguna forma con el tiempo siento que tantas decepciones están haciendo que te rindas un poco con la familia. —

Sonrió muy leve a pesar de que su contraria no pudiese verla, empezó a hacer una trenza en la cuál luego puso uno que otro adorno entre sus hebras para al terminar llevar sus manos hacia las sien de su madre y darle un pequeño masaje en aquel lugar.

—¿Qué te parecería unas pequeñas vacaciones? En el cual no pienses en los problemas de los demás y en que pronto sangre de nuestra familia caiga.—

—Disculpa si no confío mucho en las capacidades de mis hijos, la mayoría han resultado poco menos que inútiles.

Suspira dejándose peinar por su hija quien tenía una habilidad especial para hacerla sentir tranquila cuando hacía eso lo cual era poco común pues Natalykova nunca se había dejado tocar por nadie que no fuera su esposo, de hecho, sus hijos jamás habían recibido un abrazo de su parte o algo parecido.

—Hm, al menos lo reconoces. Todos son unos malagradecidos pero ahora ya no son mi problema.

—Lo será, madre, sabes que no tomo la sangre de cualquiera.—

Sonríe levemente antes de empezar a cepillar el cabello de la mayor con sus falanges de forma muy suave sin querer hacerle daño en ningún momento evitando el tirarle alguna hebra de su hermoso cabello negro, escuchó a su madre con atención para luego elevar ambos hombros ya que no sabía exactamente porqué había recordado aquello.

—La verdad es que creo que padre hizo que recordara el respeto que te tenía y que gracias a ti, no estoy muerta a manos de él.—