— Por favor, permita que la acompañe a casa, es muy peligroso que una mujer tan bella vaya sola por la calle.

—Ofreciendo su mano zurda para hacerle ver qué no posee malas intenciones con dicha rubia, si no que en verdad está cautivado por aquella amabilidad. —

— Por favor, llámame Drake, mr me haces sentir muy viejo, jajaja.

No sé disculpe Mr. Drake, todos son bienvenidos en la morada del señor sin importar la hora...

-Le miro un momento antes de ser conciente de que el tiempo había pasado con rapidez y debía marcharse -

Si me disculpa es muy tarde y debo volver a casa.

— Mis disculpas, no fue mi intención asustarle lo juro, creí que esté recinto estaba solitario y me atreví a entrar. Solo espero no haber interrumpido algo.
— Por un segundo creía era alguna señora que había entrado a rezar, pero su sorpresa fue mayúscula al notar que dentro estaba una mujer joven y de una belleza única. —
—Disculpe si la asusté, no fue mi intención, me llamo Drake.

-Le sorprendio la voz ajena dió un pequeño sobresalto pues estaba segura de estar sola en aquel recinto sagrado, no era común que hubiera gente a esas horas, aún así y luego del susto trato de ser amable con aquel extraño-

Una ilusión de algo divino, como todo aquí...

— Es un hermoso vitral, tal vez quién lo hizo quiso plasmar algún sentimiento en ello para que quedará para la posteridad.
— Dijo aquel tuerto, tratando de ser selectivo y cuidadoso en sus palabras, para que su comentario no sonará ofensivo. —