Epíteto 1: La historia de una niña que perdió su mundo.
En una tierra hostil donde el gobierno sólo le importa sembrar el caos, aún existen personas que luchan por un mundo mejor, pero aveces esos esfuerzos son desdeñados por su propia gente; por quienes todo inicio... hipocresía y vergüenza les debería de dar, sin embargo, viven tan atemorizados que no tienen tiempo para esas cosas que poco a poco se convirtieron en hechos y palabras banales. Los niños antes corrían tras una pelota en el campo verde en el atardecer, pero ahora, la única razón por la que vale correr es por sus vidas. Esos pequeños mercaderes de fruta y felicidad pronto se convirtieron en los exportadores de armas, piezas y granadas para el Imperio. Esos pequeños racimos de felicidad que antes albergaban a cada ciudadano y antes no apreciaban, se fueron, ya no están...
No debí haber comenzado con hechos tan trágicos y fuertes para las mentes sensibles, en su lugar, hablaré de mi. Antes solía dedicarme a cosechar el sembradío de mi padre quien ahora descansa en paz, él fue un bueno hombre pero ya hablaré de él más adelante ya que ahora mismo es mi momento de brillar; como decía, yo era una jovencita que se dedicaba a recoger la cosecha y esos momentos eran los más alegres sin duda alguna. Encontraba todo tipo de plantas, insectos y hasta componentes electronicos, ni yo misma sabía como esos artilugios llegaban a parar ahí pero por temor yo nunca le mencionaba nada a mis padres. Eso los podría asustar y creer que la cosecha estaba siendo infectada por la electrónica ahahahahahá qué tiempos aquellos. En fin, como iba diciendo, a los 15 años mi pasión por la ciencia creció de manera abrupta, a tal grado que el Imperio quería reclutarme desde temprana edad para crear armamento biológico capaz de exterminar mundos enteros, esto con la intención de conquistar nuevos sistemas y nuevas galaxias. Dentro de todo lo malo también tuve momentos muy alegres como cualquier chica de esa edad, tenía un pequeño circulo de amigos ha pasado tanto tiempo que hasta he olvidado sus nombres, sin embargo, hay una persona a quien recuerda perfectamente bien y es ese chico con un cabello de tono lazulita, ella lo relacionaba bastante con ese cuarzo, pues fue el material del que habló en su primer proyecto de Ciencias, con él conversaba cada noche a través de un intercomunicador que ella misma creo; su función era simple: mantener comunicados a dos personas a pesar de estar en otra dimensión o galaxia a su corta edad de 12 años, sin duda era una genio, una prodigio como las terrnales lenguas dirían... [/code]
