EligiaValtare is using SimilarWorlds.
Join SimilarWorlds today »
About Me
About Me
Antes de rolear, lee esto:

-Actualmente mi personaje tiene forma de salamandra.
-Podemos rolear en pasado, si deseas que use forma humana.
-Eventualmente mi personaje recuperará su forma humana, pero todavía no sé cuándo.
-Sí roleo +18, pero con trama.
-No hablaré sobre mi vida off rol, no daré whatsapp ni redes sociales, ni si quiera mi nombre.
-No aceptaré celos off, no doy prioridad a nadie, roleo las temáticas que se me plazcan con quien quiera.
-No me involucraré en dramas, así que si me intentan involucrar, los ignoraré o simplemente los bloquearé.

--------☠️--------------☠️--------------☠️--------------☠️------------☠️----------

[u]Datos personales:[/u]

Nombre: Eligia Valtare.
Edad: Desconocida, pero se calcula que más de 1000 años.
Raza: Humana.
Cuerpo actual: El de una salamandra negra con manchas amarillas.
Clase: Bruja.
Tipo: Ofensivo.
Orientación Sexual: Bisexual.
Estatura: 1.72 mts.
Peso: 60 kgs.

[u]Personalidad:[/u]

Tantos años y tantos pesares formaron en ella una mujer dura, fría, calculadora y cruel. La edad la curtió hasta volverla insensible en muchos aspectos, de hecho, actualmente se desconoce qué podría realmente afectarle a nivel emocional, ya que no siente mayor aprecio por la vida más que por la propia. Sin embargo, es bastante bromista, risueña y podría decirse que alegre en algunos aspectos, siendo capaz de mostrarse encantadora, coqueta y seductora.

Es devota al Señor Oscuro, Lucifer, Satanás o quiera llamársele, más, de forma secreta, prefiere su propia vida a la de Su Señor; jamás daría la vida por él ni por nadie más, a menos que ello supusiera una futura salvación asegurada, como lo hizo en el caso de su hijo Bundor (se hablará de ello en la sección de la Biografía).

Es capaz de entablar lazos importantes y duraderos con otras personas, más rara vez generará un real apego o afecto hacia ellos. Su hijo no es la excepción. Eligia permanece junto a él porque lo aprecia como un arma y protector, y si bien le tiene estima, su afecto está lejos de ser real amor.

En nombre del Señor Oscuro ha realizado un sin fin de vejaciones y atrocidades, tales como asesinatos a bebés, niños, mujeres embarazadas y cualquier clase de persona o ser; abusos sexuales a infantes (entre ellos, Bundor), orgías con humanos, animales y criaturas de todo tipo; ceremonias de canibalismo, manipulación mental, invocaciones demoníacas, entre otros. Para ella los límites dejaron de existir una vez que alcanzó la "inmortalidad" y vendió su alma a Satanás, y si bien alguna vez pudo sentir pesar o arrepentimiento de sus acciones, con el pasar de años aquello quedó atrás y en la actualidad no siente reparo alguno por sus actos presentes o pasadas.

Adora el sexo, aunque lo emplea más como una forma de adorar a Lucifer y realizar rituales satánicos. Siempre que mantiene relaciones sexuales, es dominante, amando corromper almas inocentes, especialmente de infantes, vírgenes y castos.

Conoció el amor antes de entregarse al satanismo, luego de eso no volvió a experimentar nada parecido y no pretende hacerlo. Así mismo, se rehúsa a volver a ser madre biológica, más no a adoptar nuevos niños y niñas para unir a su aquelarre.

Es excelente liderando. Fue una reina vikinga en antaño y una matriarca en su aquelarre, estando al mando de cientos de personas. En la actualidad, con su forma de salamandra, solo cuenta con Bundor como aliado, más espera volver a formar un aquelarre cuando recupere su forma humana.

No tiene apego por lo material, ya que ha conocido la riqueza y pobreza a lo largo de su historia, comprendiendo que el dinero es pasajero y el verdadero valor no es material, sino, para ella al menos, mental.

Es extremadamente valiente. Siente que lo ha perdido todo, por lo que ya no teme perder nada. Se desconoce si en la actualidad habrá algo que la haga sentir temor realmente, aunque le desagrada la idea de habitar un cuerpo viejo o morir.

[u]Apariencia:[/u]

Eligia ha poseído miles de cuerpo durante el pasar del tiempo, más todos guardan características similares (a excepción de su cuerpo actual): Todas han sido mujeres pelirrojas, de cabello largo, usualmente con pecas, de estatura media o alta, de cuerpo delgado pero fuerte. Además, al recibir al Señor Oscuro en su alma, todos sus cuerpos han mantenido un color de ojos rojizo.

Su primer cuerpo, como curandera:

Cuerpo como reina vikinga, cuando vendió su alma al Señor Oscuro:

Actualmente ocupa el cuerpo de una salamandra negra de manchas amarillas como vasija para su alma:

A pesar de ser un pequeño reptil, Eligia es capaz de hablar en idioma de humanos, con una vocecilla bastante aguda, tierna y simpática. Así mismo, es capaz de emplear magia, aunque en pequeñas cantidades.
Gracias a un hechizo de su hijo, es capaz de alcanzar dimensiones más grandes, similares a las de un Dragón de Komodo por algunos minutos, donde su poder y magia se verán amplificados.

[u]Historia:[/u]

Toda su vida ha estado ligada a la magia. Nació en la época de los pueblos originarios, en lo que actualmente se conoce como Noruega. Ahí era una curandera, una posición importante en su grupo, dominado principalmente por mujeres. Su primera y original vida fue, probablemente, la más feliz de todas, más llegó a su fin pronto, cuando a penas tenía 36 años.
Había conocido el amor a temprana edad, uniéndose en vida a un compañero con quien tuvieron tres hijos y dirigieron a su pueblo en la enseñanza de las diosas de la tierra y la fecundidad.
Cuando Eligia había dado a luz a su tercer hijo, su pueblo fue invadido por una horda de guerrilleros, quienes se apoderaron de las cosechas y tomaron cautivas a las mujeres para engendrar a sus propios hijos. Eligia, abatida por las dificultades naturales de un parto, no fue capaz de defenderse y ella y su bebé recién nacido fueron llevados junto a las demás prisioneras, más la curandera era obstinada y poseía un alma inquebrantable, rehusándose a someterse sexualmente a los nuevos dueños de las que alguna vez fueron sus tierras. A modo de castigo, los guerrilleros le cortaron los senos y la abandonaron en el bosque con su bebé, esperando que este muriera de hambre al no poder consumir leche materna.
La alguna vez matriarca debió soportar -además del dolor de sus heridas y la fiebre por una pronta infección- el llanto de hambre de su pequeño durante días. A duras penas, arrastrándose entre la tierra y la hierba, intentó conseguir agua para darle de beber, más fue inútil y su hijo pereció de hambre. Ella, quebrada, ahogada en tristeza y odio, se entregó a la muerte pidiendo un único deseo: venganza para aquellos que le habían arrebatado la felicidad.

Jamás imaginó que su anhelo sería escuchado por el Rey de las Tinieblas, personaje desconocido para ella hasta ese entonces. Lo primero que vio su agónico cuerpo fue un macho cabrío de pelaje negro y brillante, andando en dos patas. De su boca animal emergió la voz más ronca y profunda que jamás había oído, la que pronunció palabras de consuelo y promesas de tempestad para sus enemigos, a cambio de su alma. Eligia no dudó, aceptó el trato y con ello selló su destino para siempre. Adquirió el origen de una de las formas de inmortalidad que existen en el mundo: el traslado de almas a otro cuerpo. Otro gran cambio fue la esencia de su magia, la que se volvió notablemente más poderosa y oscura. Con ello fue capaz de apoderarse del cuerpo de una de las guerrilleras que había tomado control de su pueblo, logrando derrocarlos desde dentro de forma sigilosa con la ayuda de las mujeres cautivas.
Ya con el control de sus tierras de nuevo, incrementó su grupo y comenzó a conquistar nuevos horizontes, derrotando y derrocando a numerosos reyes y reinas vikingos, convirtiéndose ella en la reina de una enorme porción de tierras.
Reinó bajo el mandato de Satanás hasta que su cuerpo comenzó a sentir los efectos de la vejez, por lo que no tardó en hacerse de un nuevo con características similares.

El tiempo pasó, el mundo fue cambiando y Eligia cambió con él, aunque las viejas costumbres y los rituales satánicos perduraron por siempre.
El conocimiento del traslado de almas fue entregado a las brujas y brujos de más alto rango de su numeroso aquelarre, llegando después a manos de su hijo adoptivo y amante por la fuerza, Bundor Valtare. La relación con el pequeño Bundor (en ese entonces llamado Cristino) fue cruel y abrumadora. Quebró su alma y su voluntad, sometiéndolo durante toda su vida a sus deseos y mandatos, formándolo como su gran vasallo y aliado en la guerra contra La Luz, sin tomar en cuenta sus deseos o metas de vida.

Entre los contactos de alta alcurnia que la bruja y su aquelarre llegaron a tener, se encontraba una familia rusa de renombre, los Dahl. Poderosos y ricos, buscaron los conocimientos de Eligia, quien los consideró aliados y no tuvo reparos en hacer tratos con ellos, con la finalidad de aumentar el grupo de personas que pudieran deberle favores en un futuro en que los necesitara. Sin embargo, fueron traicionados por los Dahl y su aquelarre, junto a ella, fueron enviados a la hoguera.
La única salvación que Eligia vio, era ayudar a Bundor a sobrevivir, para que éste después la rescatara a ella. El plan salió bien, desde el caos de las llamas de la hoguera, la bruja vio a su hijo realizar el conjuro que le proporcionaría una nueva vasija antes de su muerte, más jamás esperó que algo saliera mal y su alma acabara encerrada en el cuerpo de una pequeña salamandra.
Hasta la fecha, Bundor no ha sido capaz de regresarla a un cuerpo humano, existiendo sospechas de parte de la bruja, de que lo que impide a su hijo realizar el hechizo de manera satisfactoria, sean sus propios deseos inconscientes de deshacerse de su opresora madre.

[center]☠️------Continuará--------☠️[/center]

[u]Gustos:[/u]

-El alcohol, especialmente el vino, cerveza e hidromiel.
-Fumar.
-La carne roja.
-El sexo.
-El Señor Oscuro.
-El Satanismo.
-La magia.
-Corromper almas.
-Violar infantes.
-Su hijo Bundor.
-Gobernar/liderar.
-Las fiestas paganas y rituales satánicos.
-Las orgías con sacrificios humanos.
-La sangre (verla, sentirla, beberla).
-La juventud.
-Vivir.

[u]Disgustos: [/u]

-La familia Dahl.
-El Cristianismo.
-La vejez.
-La enfermedad.
-La muerte.
-La traición hacia su persona.
-El amor y las emociones intensas.