« Back to Album · Next »
Vivir dolía, hasta respirar era una tortura. Así se había sentido desde que nació en ese tiempo, en ese reino. No era cuestión de carencias, como el príncipe tenía de todo. Su hermano el Rey era generoso mientras la disciplina se aplicará a él, pero no había en su cabeza espacio para eso. Había una sombra de lamento que lo seguía, como si hubiese olvidado algo muy importante que debía recordar.
Lo único que le daba satisfacción era el agua. Era un experto en esa magia, el mejor del reino. No todos nacían con esos beneficios, y él podía manipular el elemento mejor que el Rey, que controlaba...
 
Newest First | Oldest First
Elif1572246 · 26-30, F
Ella puso el lugar, él cazó algo rápido para comer. Un par de conejos fue suficiente, y ahora se entretenía preparándolos para poder asarlos en una fogata que aún no estaba preparada.

Estaba colocando un círculo con piedras con algo de leña dentro. Era un inútil, tenía un par de piedras en sus manos e intentaba crear algo de chispa sobre un poco de hierba seca bajo la leña. Comenzó a desesperarse, moría por proveer algo para la pelirroja, para ganarse su afecto.

Se sentó en el suelo con la mirada baja, estaba confundido. Se miró las manos y juró que su piel se veía... ¿Azul?
EnteiFD · M
Huyó de ahí junto con él, el camino fue largo hasta un refugio que ella conocía, secreto, pero que ahora compartía con ese príncipe. No cruzó palabra alguna, estaba confundida y por ello se retrajo un poco al aislarse de él cuando tomó asiento en una de las ventanas de aquella edificación abandonada.

No entendía el porqué de esos sentimientos, ¿Porque esa profunda tristeza? ¿El miedo de que lo asesinaran frente a sus ojos? Y varias imágenes de una vida que no le pertenecían, estaba inquieta.
Elif1572246 · 26-30, F
Estaba a punto de lanzar el golpe final a un hombre cuando miró a la pelirroja y despertó a través de un fuerte golpe invisible a su corazón. No, no llores... Pensó, pero las palabras no salieron. ¿Por qué tenía el presentimiento de que si esas lágrimas caían cada una la sentiría como una daga al pecho? Lanzó lejos al individuo y tomó su pequeña mano entre la propias, entonces le sacó de ahí lo más rápido que pudo.
Estrechó su mano y le acarició el dorso con el pulgar, en esos momentos ese toque era su todo.
EnteiFD · M
Ennya se quedó estática en su lugar, ese derroche de poder y esos movimientos le trajeron unos recuerdos de algún pasado que no conocía muy bien, ahora esos sueños extraños desde su niñez tenían sentido: siempre había agua y fuego, condensados, unidos, en su estado más puro, luego había un derroche de alegría, tristeza y la muerte.
Ahora no supo porque los ojos se le nublaron en unas pesadas lágrimas y su pecho dolió, tanto que detuvo el ataque de Zelif en contra de otra víctima con una de sus dagas. — ¡Detente! ¡Debemos escapar ahora!— Le observó desde su estatura con el arma controlando el ataque y los ojos carmín empapados de lágrimas.
Elif1572246 · 26-30, F
A él no le hubiera importado esa gente si tan solo una de las flechas no hubiese pasado cerca de la pelirroja, hacia la pared detrás de ella. Eso bastó para congelarlo en su sitio, y dentro de su ser nació un dolor extraño e inexplicable que transformó sus ojos en rabia.
Se dio la vuelta y con toda confianza de darle la espalda a la mujer ahora cargó contra las nuevas amenazas.
Era una bestia, sus puños toscos dejaban caer todo su peso contra mandíbulas y narices. En una concentración de energía expandió un golpe con agua que lo libró de varios más, a los cuales volvió a destrozar.
Todo era un caos, y los muertos ya podían contarse cuando robó una espada.
EnteiFD · M
Esas duras manos impactaron en contra de la madera y no tardó mucho en quebrarse, antes de recibir un golpe se las arregló para saltar acrobáticamente hacía atrás, fijo su mirada en el pero una flecha que cruzó el recinto y se clavó cerca de los pies del principe le hizo buscar con la mirada a su principal autor o autora; aperturó grandemente los ojos y se encontró con un panorama que le dió asco. — Pero ¿Qué demonios? ¡ÉL ES MI PRESA!— Se colocó a la defensiva al ver el montón de gente dispuesta a darle caza a Zelif, con diferentes armas.
Elif1572246 · 26-30, F
El botín era demasiado grande como para que la pelirroja no tuviese competencia. Algunas de las personas que se retiraron acudieron de inmediato a buscar soldados o simpatizantes, por lo que la información de su presencia voló.
Pero él sólo podía pensar en tomarla a ella, en llevarsela lejos. Era lo que siempre había estado buscando, lo que le hacía sentirse despierto, entonces fue por ello.
Se lanzó como un tanque contra ella y su escudo improvisado. El agua en sus puños de solidificó en fuerte hielo y de inmediato buscó impactar una serie de golpes contra esa madera.
EnteiFD · M
Lo notó
Porsupuesto, esa silla volcada iba a ayudarle, bien sabía de las habilidades mágicas del príncipe ese estudio formaba parte de su tarea como asesina profesional.
— Halago tu forma de asumir tu muerte con tanta valentía, me gustan las presas que tienen algo de cojones— Sonrió.
Reveló esas perfectas perlas blancas que ostentaba como dientes en una actitud de suficiencia, sí, iba a eliminarlo.
Así lanzó primeramente una daga en dirección a su frente con la suficiente fuerza para que si no alcanzaba al menos podría cobrarle un ojo, de inmediato y en conjunto con su ataque pateó la mesa para elevarla lo suficiente del suelo, apuñalarla con la otra daga y usarla de escudo.
Elif1572246 · 26-30, F
En menos de un minuto ella había destrozado lo que estaba a su paso. Él palideció, lo iba a hacer trizas. Necesitaba una forma de acercarse a ella, una que no involucrara perder la cabeza. Tenía que vencerla, y sólo podía hacerlo con el agua.
Avanzó un paso, y entonces gotas de agua se desprendieron de todas partes, de las cervezas tiradas y en vasos, de las sopas en las mesas, hasta de las lágrimas de un pobre cliente asustado. Las reunió alrededor de sus puños, sin detener su avance. — Lo veremos. —
EnteiFD · M
Ennya se atoró con la cerveza, ésto le hizo toser y escupir el líquido para observar con sorpresa al recién llegado. — ¿QUÉ DEMONIOS? ¡TÚ! ¡DEBERIAS ESTAR MUERTO!— Arrojó el vaso al suelo para romperlo en pedazos, tomar en sus manos el mango de ambas dagas y patear la mesa para volcarla — ¡Príncipe Zelif! ¡Te voy a asesinar ahora!—

Add a comment...
 
Send Comment