/ Evitando ver de más, Bael inclina el rostro y observa su propio reflejo en el marmol azulado bajo sus pies, era verdad aquello que contaban, La Reina Elena posee una fuerza de atracción implacable, seduce con su perfume, y su imagen es codicia, Bael mantiene postura, es un Dragón maduro y entrenado, puede mantener calma aún en presencia de tan imponente dama, inclinado muestra respeto, sin mirar, él le habla .
- Señora de los Basilios, perdone mi insolencia, es aquí el único lugar donde puedo hablarle, y Zet no puede verme, Madre Basilia no quiero enfrentar a Zet, es evidente que no soy como los demás, ayúdeme, convencelo de dejarme en paz, yo tengo un destino lejos del Reino Basilio
Es la interrogante que lanza y al tiempo mismo arquea su ceja mostrando gran seriedad, aunque ciertamente desconcertada de que haya logrado burlar a sus guardias, sube una de sus piernas sobre la otra, sentada en su trono.
/ El santuario de la Reina es un lugar plenamente reservado para ella y su séquito real de damas, Bael como diseñador arquitectónico del mismo conoce pasillos que nadie ha visto, ni vera, usando uno de ellos burla la seguridad y se adentra en la recámara principal, dónde la Reina Basiliana meditaba .
- Disculpe majestad, me ofrece unos minutos de su tiempo .
