Guardando su cigarrera, observa atento a Tai.
Era raro que una chica tan bonita cómo ella fuera tan amable con él, un huérfano adoptado por un mafioso que le enseñó a ser respetuoso con las mujeres. Más si estás son preciosas.
— Eres muy gentil, hasta yo podría enamorarme de alguien cómo tu.
Dijo mientras deja que el cigarro que tira al suelo se consuma, mientras se lleva una pastilla de sabor a la boca para quitarse ese sabor a nicotina.

—Intento dejarlo pero gracias.—
Respondió amable, reconocía que él era educado, nunca dudo de su personalidad y educación por algo siempre Tai lo trató como debía ser.
Se quedó parada justo a su lado, hasta que giró su rostro hacía donde se encontraba para mirarle.
— ¿Por qué me dices eso? Sé que no eres muy malo, tienes un lado lindo.

— Que grosero. ¿Fumas?

No está siquiera molesto, siempre está sereno y que una mujer le haya dicho un cumplido fue algo nuevo y también agradable.

— Debes ser más segura de ti, no soy tan malo cómo parezco.

Se quedó en silencio disfrutando del momento, no quería tampoco molestarlo más ya que buscó un lugar donde relajarse y Tai lo invadió.

— Eh.... Eh.... Gracias, es la primera vez que alguien me lo dice.

Estando inquieto ya que no es común alguien le diga algo así, menos de una mujer.

—Que tienes una linda mirada.

No lo sé, si no me lo dices no lo sabré.

¿Sabes lo qué pienso?