Por un segundo su curvatura de sus ojos abrigó su mente en una sorpresa irremediable; el pasaje de sus pasos hasta el recorte encima de él que le invitaba a una nueva aventura proclamó ante su ser un sentimiento muy particular. Recuperó su conciencia ante sus acciones y aceptó palma en respuesta junto a una sonrisa, tomando posición junto a ella antes de dirigir su mirada al desconocido.

—Que impaciencia —reclamó en broma, encendiendo su mirada dorada con tal de que todo pareciera serio—. Me atrapaste, tienes muy buenos ojos; si tan ansiosa estás, espero este tipo de caminatas no te asusten tanto.

La verdad, no tenía idea si algo dentro del bosque se encontraba, ni siquiera si era peligroso. Sin embargo, tal acción le dió una corta calidez que remarcó en una aceptación de su invitación. No podía meterla en sus asuntos precarios, eso era sin duda una forma de protegerla de sus cuestiones.

Ya que, después de todo, no podía decirle que estaba esperando a algo imaginario...