—Sera mejor que olvides todo lo que viste —recalcó, avisando directo a sus ojos—. Nunca percibiste a nadie, ¿entendido?

Curiosidad, decía. Encontrarse sobre esa situación formada por la sangre de aquellos hombres no le dio ningún tipo de confianza y menos tratándose de una niña. ¿La estarían usando como señuelo?

—… Hombres, enemigos —Personas que se encontraban en su camino, quería ser lo más reservado posible. Esa personalidad alegre le producía demasiadas dudas—. No importa.

La aparición de ella seguía siendo un misterio. ¿Cómo es que ella lo había encontrado ahí? Para parecer una muñeca, la actitud mientras se encontraba en esa situación le daba una aura “tétrica”, aura que Edwin simplemente no sentía, sin embargo seguía estando la duda inicial: ¿era su enemigo, o no lo era?

—Solo es cuestión de destino —Y él un fabricador de sus órdenes, al menos de su “Padre”—. Nadie iba a recordarles igual —¿Qué le importaban sus nombres? Eran objetivos, y debían ser eliminados: una forma de desasociarse de sus eliminaciones, la única forma de conseguir ese final.

— Curiosidad. Solo eso y nada mas. —

Con sus manos detrás en su espalda se balanceaba entre sus tobillos y las puntas de sus dedos de atrás y hacia delante.

— Disculpe~ ♪ ¿Acaso sabe a quienes mató? —

La niña comenzó a caminar para ver desde lejos los cuerpos y regresó a verlo a él.
La niña sin duda parecía una pequeña muñeca de porcelana, cabellos negros en coleta, vestido con bastantes vuelos y encajes, ese peculiar parche en forma de corazón tapando su ojo y esa actitud tierna. Era como ver a la brillante luz de uno de esos pescados del mar profundo que en verdad son bestias horribles.


— Le pregunté porque ...— lo meditó unos segundos y soltó una risita. — Ya no importa, nadie los va a recordar ♪ —

No fue suficiente para notar a la pequeña ir hacia su dirección; desconocido por completo de lo que pasaba, solo reflejo con su mirada a la muchacha al darle aquel pañuelo sobre su mano. ¿Podía detectar algo? La verdad, las conclusiones a las que salía eran incongruentes, más no sé puso a pensarlo más. Tomó con algo de recelo ese pañuelo y tallo con suavidad su rostro.

—La policía no es un problema —No lo era, al menos sobre esa parte del estado... Eso pensaba—. ¿Qué haces en este lugar?

No entendía como una niña solitaria se había colado entre sus sentidos; juraba que ese sitio estaba desolado. ¿Era eso al menos normal?

Lo notó al salir a la calle con aquella expresión y con sangre, ella estaba en atuendo de Lolita con peluca, aprovechando que nadie sabía quién era debajo de ese atuendo se acercó a él.

— Disculpe ~ ♪—

Musitó con una voz dulce, extendiendo su mano con un pañuelo negro con un personaje de hello Kitty.

—Tiene un poquito de sangre en el rostro y sería una pena que algun policía lo vea así ~ ♪—

¿Amenaza? ¿Consejo? ¿Que queria la niña?