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Sentiría como la mujer lo jalaba, este tenía su mente fija en aquel sujeto que se encontraba en el suelo. Dejaría salir un poco de saliva de lo agotado que estaba. Para así voltear a ver a aquella mujer abrazándola. Luego rompería una manga de la ropa propia, para hacer de vendaje, el cual cubriría su mano. —Vámonos.— Le quitaría el anillo que representa a la familia al mafioso en el suelo. —Esto lo tomaré como recuerdo, en caso de que algo pase. Basura, vendré por ti, te seguiré día y noche, devoraré todo lo que aprecias y solo escupiré los huesos. — Su amenaza iba directamente al señor que con mirada aterrorizada solo afirmaba.
Tomaría la mano sana de la chica para comenzar a salir de aquella mansión sacando el palo de su pie por si acaso tenía que usarlo por si alguien quería impedirle el paso.
V1565301 · 26-30, F
-La sangre se su mano salía a "chorros" de la herida en su mano. Había tomado el contrato que había firmado, pues debía mantenerlo consigo para ya no estar involucrada con su antigua familia. Se acercó lo más rápido que se permitía para atraparse a la espalda de Edward, jalándolo para que no siguiera con la violencia hacia el jefe.- Ed, basta, basta, por favor. Vámonos, no vale la pena hacer esto. -Debido a que forcejeaba un poco (su fuerza física no era nada a comparación del mayor), su voz se sobre esforzaba para poder hablarle y controlar su impulso.- Ed, nos vamos, ya...
—Be...— Al ver aquella acción su mirada se clavaría, al punto de volverse fina como la de un depredador, incluso su semblante había cambiado por completo, dando un salto a un lado golpearía al matón que se encuentra encañonándolo pero al mismo tiempo usándolo como un escudo en contra de las balas que dispararía el otro, matando al primero en el acto. Empujaría ese cuerpo para que choque contra el cuerpo del que se había terminado el cargador, mientras que del cinturón sacó uno de los cuchillos, lanzándolo hacia un lado, este cuchillo golpearía en el hombro del jefe, se enterraría lo suficiente como para que dejase de hacer presión en la mano y Bea pueda desencajar aquella navaja en su mano. —Maldita escoria.— Tras decir eso, atrancaría la puerta principal con un par de muebles, empujando al líder al suelo acomodándose sobre de él —Crees que dejaré que lastimes a mi hermana y puedas seguir respirando.— Su voz era más violenta, fuerte e incluso salvaje, daría un golpe en el rostro del an
V1565301 · 26-30, F
-Negó con la cabeza, inmediatamente fue a donde estaba su jefe, ahora ex-jefe, tomándole por el brazo para que no sobre reaccionara al momento que había reconocido al mayor.- Padre, recuerda, no actuamos por impulso, no lo vale. -Siempre con la mirada fija hacia Ed, señalando con la mirada la ventana que estaba a la derecha de ella, como si quisiera darle el mensaje de querer salir lo antes posible. El jefe sujetó a Bea de su brazo, siendo algo brusco y dejándola caer sobre el escritorio, causando que la herida que tenía en su mano se astillara con la madera. Bea se quejó, pero mantenía su serenidad.- Pa...padre, recuerda, recuerda nuestro código. -Como "venganza", el mismo jefe tomó la navaja y la clavó justo en el dorso de la mano de Bea, logrando que ella dejara salir un grito y se doblegara para caer de rodillas.- Ed, vete... vete ya.
—Claro que vengo por ti, hey viejo. Te aconsejo que no la vuelvas a hablar, de lo contrario, mi próxima visita no será tan amable.— Afirmó, estando confiado, para así ver como los matones lo encañonaban, él solo mantenía su sonrisa confianzuda para así con los ojos ver todos los puntos posibles para saltar en caso de pelear, creando una imagen mental en el cerebro, todos los movimientos estarían calculados con una presición quirúrgica. Luego se levantaría con calma sacudiendo sus hombros al haber estado en el suelo. —Soy Edward, también conocido como el que le patea el culo a tus hombres las noches que van al bar a pelear.— Con arrogancia diría eso último esperando a que el jefe reconociera al hombre delante de él.
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-El jefe miró de igual forma a Bea, quien estaba pálida por ver a su hermano mayor justo frente a ellos.- Ed... -Carraspeó y se fue acercando al mayor, para mirarle con cierto disgusto.- Te dije que... te dije que no vinieras, Ed. -Habló en susurro, soportando las ganas de querer propinarle una cachetada por haberse metido en un lío por ella.- No hace falta, soy libre, Ed, solo tuve que firmar un contrato que yo misma armé con mi padre. Tendré mi independencia de todo lo que ellos hagan, me valdré con mi propio grupo donde yo quiera. Por favor, no lo hagas difícil. -Inmediatamente, se giró para ver al jefe, a quien dedicó una pequeña sonrisa, algo forzada.- Padre, te presento a Ed, él solamente bromea, no viene por mi, ¿verdad?
Al poco tiempo dejarían que el masculino pasara por la reja, lo cachearían para quitarle las armas. Este se dejaría pero daría una excusa. —¿Qué persona no va armado en la actualidad?— De todas las armas que traía, solo le quitaron las pistolas, las demás no las alcanzaron a tocar, por lo que entraría a la casa con calma siendo escoltado en todo momento por los matones, al entrar a la puerta principal lo empujarían estando en el suelo. Para así levantarse con una sonrisa, su mirada se clavaría en Bea al notarla ahí, luego miraría al jefe quien era el que estaba delante de ella. —Jefe— Dijo en un tono irónico, al mismo tiempo en el que solo le sonreiría. —Vengo a pagar, quiero la libertad de su hija, no quiero que tenga nada que ver con ustedes.— Tras decir eso, claramente todos se echarían a reír, un desconocido pidiendo cosas que no eran de su incumbencia.
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-Cada uno le halagaba a Bea su habilidad con el disfraz, su destreza y que haya podido permanecer oculta por mucho tiempo, incluso el "jefe", quien aún la trataba como a su pequeña hija. Después, fue explicándole en qué consistía el juramento, independizarse y deslindarse de todas las actividades que pudiera realizar aquella familia, con la condición de seguir comunicada con el jefe por simple capricho. Bea, bien decidida, asintió y se levantó de su asiento para servirle un whisky a su jefe, siempre a su servicio desde niña, incluso después de ya convertirse en un simple recipiente de un signo zodiacal poderoso. Dejó el vaso frente al jefe, quien sacó una pequeña navaja y la colocó a un lado del contrato que firmaría Bea una vez se concretara el acuerdo. Tomó el bolígrafo y comenzó a firmar, incluso ella fue quien se hizo el corte para dejar derramar una gota de su sangre sobre el papel. Estaba hecho, pero habían interrumpido para dar aviso de un visitante, alarmando a Bea.-
Había llegado la hora, se estacionaría cerca de aquella mansión. Simplemente para bajarse, ir a la parte de atrás de su auto y abrir el maletero, sacando un par de pistolas, las revisaría y las guardaría en sus pantalones. —No suelo usar armas de fuego...— Terminó diciendo para sí mismo, por otro lado tomaría un bastón corto el cual acomodaría en la parte de sus zapatos, para que lo cubrieran sus jeans. Un par de cuchillos arrojadizos que se metería en la parte interna del cinturón y tomaría una cadena, la cual usaría como si fuera un collar para verse "rudo".

Al llegar a la reja miraría a los guardias quienes solo le querrían sacar de ahí apuntándole con un par de armas. Él levantaría las manos para así solo decir. —Vengo a hablar con el señor, tengo el dinero que le debo y necesito otro favor.— Ellos no sabrían si lo que decía era verdad por lo que seguramente alguien notificaría al interior de la casa.
V1565301 · 26-30, F
-Había colgado a la llamada, pues recibió un llamado para ir a la oficina donde se encontraba el padre de su recipiente, junto con otros miembros de su "familia" y otros líderes.- Voy, voy, solo estaba hablando con, con alguien. -Bajaba la mirada para volver a un semblante más frío y serio para dirigirse a la oficina y sentarse justo a la derecha de su padre, saludándolo con el típico beso en la diestra y luego uno en cada mejilla.-

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