Arqueó una ceja, pensando que si decía que si lo creía tan tonto quizás sería un insulto para el heredero, y un movimiento político muy poco inteligente.

No había que ser un genio para notar que Claude era un hombre realmente apuesto. Su exótica apariencia y sonrisa afable brindaban cierto aire de confianza. Pero sus ojos... Edelgard jamás había podido descubrir qué era lo que había en ellos que le hacía dudar tanto. Quizás esa clara mirada que parecía ser capaz de ver a través de su alma, de leerla y predecir sus movimientos, 'maneras aburridas y predecibles de reinar' él decía, Pero en realidad se trataba de eso o simplemente Claude era más listo de lo que ella misma estaba dispuesta a aceptar.

—Siempre un paso adelante, Claude.— Decidió disipar sus pensamientos y alzó la mano. Sus dedos delgados se posaron sobre la palma del joven, pero sus pupilas amatista no dejaban de tratar de descifrar las de él.