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EdelgardVonHresvelg · 22-25, F
Asintió a su pregunta. —Todos están vivos, por ahora...— Dejó escapar un pequeño suspiro, mirando hacia el frente mientras caminaba. Solo unos pocos sabían que Byleth estaba de regreso en el monasterio, no era extraño que quienes no tenían conocimiento de ello palidecieran al verla pasar como si hubiesen visto a un fantasma. Algunos intentaban decirle una palabra o dos, pero la impresión borraba todo rastro de habla y la Emperatriz detenía a quienes se acercaban, apelando a la importancia de que la maestra recibiera alimento y descanso.
Llegaron en poco tiempo al sitio que Rhea solía ocupar en tiempos antiguos, la Iglesia donde los falsos santos de la sacerdotiza habían caído. Ella misma había supervisado que las estatuas fueran derribadas. —Hubert.— Llamó su voz la atención de su más confiable aliado.
Llegaron en poco tiempo al sitio que Rhea solía ocupar en tiempos antiguos, la Iglesia donde los falsos santos de la sacerdotiza habían caído. Ella misma había supervisado que las estatuas fueran derribadas. —Hubert.— Llamó su voz la atención de su más confiable aliado.
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