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—Creí que te había perdido...
 
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BylethEisner1570052 · 31-35, F
Hubert nunca había tenido intenciones de expresar la desconfianza que le daban ciertas situaciones y por supuesto la profesora. Algunas charlas no iban mas allá de advertencias hacia su persona pero con el tiempo parecía ablandarse pero siempre mantenía la guardia alta. No dudaba que con su regreso se sintiera de esa manera, pero Byleth permaneció en silencio pues Edelgard se apresuraba a responder. Mas pronto de lo pensado el siervo volvió con las noticias esperadas. Un baño, ropa limpia y alimentos estaban listos para la profesora. - Gracias, Hubert. - Atinó a responder, habían pasado cinco años, llevaba su puesto tal y como debía ser, siguiendo como siempre las demandas de su emperatriz, con devoción y gran lealtad.

-Edelgard. Puedo ir sola, atiende lo que debas hacer y ya nos encontraremos después.- A final de cuentas debía asearse y recuperar fuerzas.
EdelgardVonHresvelg · 22-25, F
—Lady Edelgard hay reportes de...— La fría y oscura mirada del siervo de la Emperatriz, ahora un hombre, se clavó como el filo de una espada en la maestra al girarse hacia ellas. —Impresionante. Creí que no volveríamos a ver tu rostro. ¿Estás aquí como una aliada, maestra?— Su voz claramente cargada de veneno y dobles intenciones.

Edelgard no ocultó un sutil sonido de molestia y alzó la mano con la palma abierta, para que Hubert parara con su desconfianza. No importaba cuántos años pasaran, su personalidad era la misma. —Para con eso, Hubert. Por supuesto que está aquí como una aliada, una que necesita descanso.— Una sonrisa torcida se dibujó en el rostro del pelinegro.

—¿No tuvo ya cinco años de descanso?— Dijo con cierto desdén, aunque de inmediato realizó una profunda reverencia con la mano en el corazón. —Sus órdenes serán cumplidas de inmediato, Milady.
EdelgardVonHresvelg · 22-25, F
Asintió a su pregunta. —Todos están vivos, por ahora...— Dejó escapar un pequeño suspiro, mirando hacia el frente mientras caminaba. Solo unos pocos sabían que Byleth estaba de regreso en el monasterio, no era extraño que quienes no tenían conocimiento de ello palidecieran al verla pasar como si hubiesen visto a un fantasma. Algunos intentaban decirle una palabra o dos, pero la impresión borraba todo rastro de habla y la Emperatriz detenía a quienes se acercaban, apelando a la importancia de que la maestra recibiera alimento y descanso.

Llegaron en poco tiempo al sitio que Rhea solía ocupar en tiempos antiguos, la Iglesia donde los falsos santos de la sacerdotiza habían caído. Ella misma había supervisado que las estatuas fueran derribadas. —Hubert.— Llamó su voz la atención de su más confiable aliado.
BylethEisner1570052 · 31-35, F
Cada uno había tomado el camino que había elegido, esa noche la antigua mercenaria eligió por igual el suyo levantando armas contra Rhea dispuesta a proteger la vida de Edelgard. En el fondo sabía que había algo más, algo, un sentimiento del cual su padre habló frente al lecho de su madre. Pero, eran tiempos de guerra, no había lugar para pensamientos así. — De acuerdo... — atinó a responder siguiendo a la emperatriz por los vestigios de lo que alguna vez fue casi su hogar, esos pasillos llenos de ruido y entusiasmo habían sido cubiertos de escombros y recuerdos enterrados. Habían crecido, cinco años fueron suficientes para abrir paso a innumerables muertes y pérdidas. — Dime, Edelgard. ¿Están los demás bien?. Las águilas negras... —
EdelgardVonHresvelg · 22-25, F
Asintió. Le alegraba saber que su maestra estaba de acuerdo con su pensamiento. Era terrible y doloroso, Edelgard no olvidaba y atesoraba los buenos momentos que había pasado junto a sus compañeros en Garreg Mach, pero el tiempo se había encargado de dar un giro a sus vidas. Ya no eran niños.

—Haremos lo que sea necesario.— Repitió las palabras de su maestra. El amatista de sus pupilas sostenía esa enigmática mirada que parecía guardar infinidad de secretos, pero fue incapaz de soltar su mano, como si ella fuese el apoyo que necesitaba para seguir adelante. —Ahora, ven... Pediré que te preparen una habitación y ropa limpia.— Dio un par de pasos para guiarla por los pasillos de las ruinas de la inocencia que ambas habían dejado atrás.
BylethEisner1570052 · 31-35, F
—Rhea... — sus pupilas se contrajeron ante el recuerdo de esa última forma en la que le vio, un imponente dragon blanco que se levantó con fuerza en cuando Byleth decidió negarse a acabar con Edelgard. Sacudió su cabeza y llevó su diestra a su cabeza apoyándola ligeramente en su frente. —No tenemos tiempo que perder. — Si Claude y Dimitri pretenden proteger la cabeza de una tirana, no esperan lo justo y correcto para Fodlan. — frunció el ceño, levantó la mirada y la clavo fija en aquel precioso amatista que le regresaba su reflejo. — Hagamos todo lo que sea necesario, Edelgard. —
EdelgardVonHresvelg · 22-25, F
—Por desgracia, si sabemos de lo que son capaces.— El hermoso rostro de la Emperatriz se endureció. Sus pupilas amatista no pudieron ocultar un atisbo del dolor que causaban los recuerdos de años pasados. —Rhea enloqueció... Aún más. Está dispuesta a acabar con todo con tal de mantener su posición y es mi deber responder con la misma fuerza. Cientos de inocentes han muerto, el daño colateral de esta guerra es indescriptible...— La mano que tenía libre se posó sobre la de la maestra, estrechándola entre las propias. —Se que en estos mismos pasillos también diste tu apoyo como maestra y amiga a Claude y Dimitri, pero te ruego... No podemos distraernos del objetivo principal. Ellos son nuestros enemigos ahora, y con Rhea deberán caer.— No tenía caso ocultarlo de alguien que podía leerla a la perfección, todo aquéllo era duro incluso para la Emperatriz.
BylethEisner1570052 · 31-35, F
Asintió e inclinó ligeramente su cuerpo antes de bajar su mano y dejarla descansar a su costado. Pensativa desvió la mirada a las ruinas sobre las que ahora se encontraban, el tiempo y las guerras han hecho lo suyo, el monasterio había quedado realmente dañado y afectado por lo mismo. —Estoy totalmente de acuerdo. Nuestros planes y estrategias serán enteramente confidenciales. — Cualquier información a sus más allegados imponía riesgo, no solamente hablando de traición si no más bien de la posibilidad de ser capturados. —Aún no sabemos de qué son capaces nuestros enemigos. — pero volvió a mirarla, sonrió llena de confianza para ella y estrechó su mano con firmeza, reteniendo ese tacto por largos segundos. — Es hora, Edie, es hora de que por fin liberes a Fodlan de estas cadenas. —
EdelgardVonHresvelg · 22-25, F
Ella tenía razón, no podían perder más tiempo ahora que la balanza comenzaba a inclinarse a favor del Imperio. Su ejército y allegados estaban cansados, malheridos, las batallas habían sido crudas y largas, pero estaba segura, el regreso de Byleth haría que todos recobraran las fuerzas.

—No habría podido desear un mejor comandante para mis tropas. Mis espadas son también tuyas, maestra...—Asintió a aquélla acción, la mano en el corazón como gesto de lealtad. —Hagamos que todo valga la pena.— Extendió su mano derecha hacia ella, para tomarla como un igual. —Hubert te informará los pormenores de nuestros próximos movimientos. Después de que comas y descanses quisiera saber tu opinión respecto a algunas cosas, y... Es importante, Byleth, que toda información se mantenga solamente entre nosotros. Ellos nos seguirán.— Quizás para algunos era cruel que Edelgard mantuviera fuera de sus planes incluso a sus más allegados, pero no podía comprometer al Imperio.
BylethEisner1570052 · 31-35, F
Era de suponerse que, después de su "muerte" la esperanza fue lo primero en esfumarse, aún así, se sentía orgullosa de veros mantenerse de pie, firmes y dispuestos a seguir peleando. Edelgard lo estaba haciendo bien, ellos continuaban luchando por la libertad de Fodlan, de sus reinos con una emperatriz inigualable al frente. —Hagamos que todo valga la pena. Edelgard, es hora de actuar... No esperemos mas. — rara vez lo expresaba pero una sonrisa decidida se dibujo en sus labios, su postura fue firme y llevó su mano derecha al corazón. Estaba a sus órdenes, estaba dispuesta a luchar hasta el final, era tiempo de dar final a la tiranía de Rhea y su dios falso.

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