— Me preocupo. — Apresuró ambas manos al brazo de Arwydd, observando a detalle el corte horizontal. — Lo lamento. ¿Tienen vendas por aquí? Te curaré si te he provocado un rasguño, y enmendaré tu ropa. — Suspiró; estaba muy emocionada por aprender a usar la ballesta, mas ahora solo sentía culpa.

Enyd no había entendido la sutil declaración pero Arwydd no ma culpaba, era difícil cambiar el camino de su amistad con solamente unas palabras. —No debes preocuparte por mí, Enyd. Ha sido solamente un rasguño. —La flecha pasó rozando el brazo femenino, razgando su manga únicamente.

— Fue accidental; halé el gatillo antes de tiempo. ¿Estás bien? — Dejó la ballesta sobre la mesa y fue a revisar a Arwydd.

—Así me flechó, MiLady.