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AL1562883 · M
Se aproximó a la dama, y le sostuvo la diestra con la suya, mostrándose cortés y caballeroso—. Eso espero. —los ojos le brillaban en su rostro pálido, dio pausa a sus palabras y le besó el dorso de la mano, presentándole su amabilidad antes de erguirse una vez más.— Estoy seguro de que no habrá una casa que brinde mejores cuidados a sus huéspedes. Aunque debo discrepar, puede que… —le soltó la mano y se cruzó de brazos, dedicándole una sutil mirada soslayada a su hermana; alzando las cejas—, algunas voces no sean del todo agradables. —volvió a Enyd y le sonrió.— Disfrutaré de tu compañía en otro momento, estoy convencido de que Arwydd tiene planes para tu estadía. No quisiera entorpecerlos. —
AL1562883 · M
Una vez recibió las palmadas sobre su hombro, el Joven León le observó, arrugó la nariz y en sus labios se le vio una sonrisa fingida asomársele con cierto desdén. Ya conocía todas aquéllas argucias que su hermana solía usar en su contra, pero aun así parecía arreglárselas para inventar nuevas; sin embargo, no estaba dispuesto a prestar demasiados oídos, aunque fuese él quien le haya provocado en inicios. Pero antes de que replicase aquéllos aguijonazos de falsedad y burlas, volteó su mirar hacia la visita y atendió a sus palabras de forma apropiada.
Corrían rumores de su estirpe que no cesaban, como una marea que se fortalecía con el paso, llevaba por ventura la fervorosa sangre de los hijos de Lothaidh y los hijos de Dheóra, estirpes que remontan desde años casi olvidados. Por ello, ante la fuerza de los susurros, no había razón para ocultar su apellido verdadero, pues el honor se lo exigía como un fuego que se le renovaba en el corazón cuando lo hacía.
Corrían rumores de su estirpe que no cesaban, como una marea que se fortalecía con el paso, llevaba por ventura la fervorosa sangre de los hijos de Lothaidh y los hijos de Dheóra, estirpes que remontan desde años casi olvidados. Por ello, ante la fuerza de los susurros, no había razón para ocultar su apellido verdadero, pues el honor se lo exigía como un fuego que se le renovaba en el corazón cuando lo hacía.
EK1572937 · F
No fue difícil notar la camaradería entre ellos. Enyd era hija única y adoraba ver esa clase de interacciones, por lo que su rostro fue presa de una nueva sonrisa alargada y cariñosa; recordó que, alguna vez, Arwydd mencionó tener dos hermanos, pero hasta ahora tuvo el placer de encontrarse con uno. Sujetó los costados de su vestido e hizo una corta reverencia. Le resultaba divertido brincar de un aire confianzudo a uno meramente formal. — Mi nombre es Enyd Kinborough. Agradezco me reciban tan calurosamente, . En casa mis conversaciones se limitan a los diálogos de un libro; me es agradable escuchar nuevas voces. — Resguardó la pequeña risilla bajo el dorso de la mano izquierda; ojalá su madre hubiese podido concebir más hijos para tener alguien con quien llevarse así. — Pero, diferente a esos jóvenes, Arwydd ha prometido cuidar de mí. Le aseguro que no desapareceré, al contrario, me verá rondando muy seguido por los pasillos. —
AL1572916 · F
Una mueca de fastidio se dibujó en su rostro apenas la voz molesta, muy molesta, de Árann se hizo presente. Era su momento con Enyd, un momento que venía postergándose desde hacía ya muchísimo tiempo; hubiera preferido tener al menos un día con ella antes de presentarle a uno de sus queridos hermanos. — Lamento mucho no haberte hablado de mi hermanito, querida Enyd, pero quería evitarte el descontento de tener que conversar con él. Conozco mujeres que preferirían arrancarse los oídos antes de tener que escuchar una más de sus “proezas” narradas por sí mismo. —Arwydd elevó su diestra y la dejó caer sobre el hombro masculino un par de veces, como si le diera golpecitos de reprimenda a un crío. — Brillas por tu falta de modales, cariño. —Esta vez se refirió a Árann, con ese tono de voz bajo y aterciopelado que servía para enmarcar el uso de sarcasmo. — Interrumpiendo… Van a decir que te eduqué mal.
AL1562883 · M
— Oh, hay hombres que han muerto en circunstancias misteriosas después de hacer una pregunta como esa... ¿Verdad, hermana? —desvergonzado se inmiscuyó en una conversación en la que claramente no hacía parte. Vio de soslayo a Arwyd con una sonrisa ladina y sutil esbozándose en sus fauces, así, dirigió la atención a la invitada, a quien presentó sus respetos y ofreció su nombre con cordialidad.— Lo siento, Milady. Desconocía que tendríamos visitas. —díjole, cerrando sus párpados y ofreciendo una breve reverencia; pero cortés y profunda.— Permíteme presentarme de forma apropiada, mi nombre es Árann Lothaidh, espero reciba las mejores atenciones en nuestra casa. —exhibió sus celestinos ojos, brillantes y místicos, obsequiándole una sonrisa afectuosa.
EK1572937 · F
— Estaré encantada de acompañarte, Arwydd. Me veo limitada a realizar tareas en tu castillo, por ser invitada, será. Así que... ¿A dónde te sigo? —
AL1572916 · F
—Nunca estoy demasiado ocupada como para no pasar tiempo con mi persona favorita. Lo único malo es que tendrás que acompañarme primero en uno de mis deberes y, en cuanto a la exploración, podremos hacerla juntas después.
EK1572937 · F
— Es un hogar hermoso, el tiempo no ha hecho de las suyas ni un poco. Estoy segura que cada rincón cuenta con su propia historia, todas igual de fascinantes; ansío descubrirlas. Pero, ya que lo mencionas...Lo único que quisiera es algo de compañía, mas no deseo inmiscuirme en sus labores. Esperaré.
AL1572916 · F
—Consideré apropiado venir a ver con mis propios ojos si tu estancia aquí está siendo placentera; también me alegra saber de ti. Ahora dime, Enyd, ¿te hace falta algo?
EK1572937 · F
— ¡Arwydd! Ni hablar de tus pisadas, eres más silenciosa que el viento. Me alegra verte.
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