*No se acercó, aunque deseaba hacerlo, más aún por la curiosidad de observar con mayor cercanía al joven, sobretodo al brazo metálico que éste posee, sin embargo la pequeñita no respondió.-

Se llenó de curiosidad, únicamente fue capaz de pestañear para no causar más conmoción a quien se encontraba a una distancia considerable.
— ¿Te encuentras bien? —

-Se detuvo en seco dando unos pasos atrás, mostrándose tímida y estrujando con fuerza en brazos a su apreciable muñeca de tela. Hubiera no deseado haber distraído al joven.-

— ¿Oh? —

Un príncipe...