Lo de mi prometida, bueno eso fue porque fui el unico que sobrevivio al incendio en esta Mansion hace tiempo, era la prometida de mi hermano a decir verdad..
Al morir yo me quede como el Conde de esta tierra Srita Lizzy..
-Aquel nombre le transporto en un pasado donde cierta jovencia rubia lo obligaba a llamarle Lizzy en lugar de elizabeth, causandole nostalgia y grato recuerdo, nuevamente contemplo a la dama antes de proseguir con la amena charla retirando la taza vacia y depositarla sobre la mesa sin perder de vista cada una de las palabras de la dama, atento a escucharle, y aunque no lo dijera o demostrara abiertamente, tambien sentia admiracion por personas con el caracter y orgullo de la Srita Bennet-
Por supuesto que lo es Lizzy, no podria darme el lujo de ofenderla al clasificarla de otro modo, quiza una pequeña comparacion, tiene usted mi admiracion. Me permite preguntarle cuales son sus pasatiempos aparte de los paseos con sus hermanas? La musica? o quiza los libros.
Dio un sorbo al té. Qué magnífico era entablar conversación con alguien que opinara como ella, y que sus palabras no tuviesen rastro de falsa modestia. Aunado a eso, Elizabeth estaba cómoda en la sala, un ambiente ideal para su gusto, carente de su madre o hermanas menores. Un momento de paz.
¿Comprometido? Luce tan joven... ¿Cómo fue que canceló el compromiso?
¿Fue eso un cumplido, conde Phantomhive? El rostro de Elizabeth se suavizó con una nueva sonrisa, una sonrisa liviana, tranquila y para nada retadora. Complacía a su persona ser reconocida como una joven diferente a las otras; una que no temía ser juzgada por los demás a pesar de la nula cautela al momento de expresarse con insípidos comentarios.
Aunque no lo dijera abiertamente, comenzaba a desarrollar un profuso respeto y admiración por el magnate.
Puede llamarme Lizzy. Es más fácil de recordar, así como informal.
-El joven terminaba de dar el siguiente trago escuchando a la dama sin perder de vista los modales que se requerian y por un momento recordaba muy bien a sus padres tratando y obligandolo siempre desde pequeño a las costumbres-
Eso es verdad, pero el ser solteras yo no lo llamaria una deshonra, y no podria irse con cualquier caballero, creo que usted es una joven muy observadora srita Bennet, de esas escasas damas que hay poco y vale la pena tenerla cerca.
Puedo darme el atrevimiento de llamarla srita Elizabeth? A decir verdad yo tambien fui comprometido con una srita inglesa, aunque no es algo que yo deseara y se cancelo el compromiso.
Creo, Conde Phantomhive, que diferimos en nuestra visión de una madre. Estoy completamente convencida que una madre no debería ir por la vida frustrándose si sus hijas no encuentran un buen marido. Pienso que le interesa más que alguna de nosotras deshonremos a la familia por quedar solteras a que destaquemos en áreas como el arte y la danza, y, ¿por qué no? El ámbito social. Lizzy poco mide el filo de sus palabras cuando suelta opiniones; es por eso que su madre la cataloga como un peligro verbal.
Escapó una dulce y breve risa de sus labios. Tal vez, como era de esperarse en alguien como ella, estaba siendo prejuiciosa y entendería a su progenitora solo cuando tuviera hijos, aunque para eso faltaba mucho tiempo.
Tenga por seguro que lo disfrutaré mientras pueda ver a mis queridas hermanas divirtiéndose... aunque no me negaré a una buena danza espontánea con el caballero correcto. Y por “correcto”, puntualizaba la evasión planeada al señor Darcy.
- El menor tomaria la segunda taza servida por el mayordomo y sujetaba con delicadeza el mango de la taza que contenia aquella deliciosa infusion de hierbas y sabor dulzon; dando un pequeño sorbo para poder proseguir con la amena conversacion con tan inteligente dama, una vez que bajo la taza este le dedico una sonrisa delicada-
Oh, podria afirmar que es algo natural de las madres preocuparse por ese tipo de asuntos, sobre todo al tener hijas, pues se desea que no solo sean amadas sino bien cuidadas, ya que para una madre sus hijos son un tesoro mas valioso. No podria darse tal bendicion a cualquier persona. Al menos eso podria creer, y el tiempo pasa volando en efecto, pero por ello se debe de apreciar aun mas no lo cree? Creo que la juventud tambien puede intentar correr ciertos riesgos y un poco de rebeldia, mas no en exceso, pues las costumbres inglesas son algo cerradas. Espero disfrute el baile y conozca agradables personas en el baile.
El año pasó muy rápido. Fue lo mejor que pudo decir para ocultar el nuevo asombro ante el deleitable festín frente a sus ojos. Sé que no debería comentar esto a espaldas de mi madre, sin embargo, ella siempre está quejándose de lo veloz que va la vida y que su rostro se llena de arrugas conforme los años corren. No solo eso, le angustia que sus adoradas hijas no han contraído matrimonio. Mi madre tiene un pensar anticuado, ¿no? Estiró una mano para agarrar su taza y dar un sorbo. El aroma del té endulzó la tarde.
Así que será navideño. Me pregunto a quiénes más invitará.
-Después de haber tomado asiento, y que el servicio de te fue laboriosamente preparado por el mayordomo servirían apropiadamente el te para ambos en la mesa de centro con un singular bandeja de tres pisos de postres y galletitas, mientras el joven noble se encontraba prestando atención a la dama y escuchando cada una de las singulares temas, primeramente hablar sobre sus caminatas y posteriormente el baile-
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-Sin retirar su único orbe zurdo celeste en la dama pues en la diestra lo cubría un singular parche que le daba carácter-
Quizá en alguna de sus caminatas podría avisarme y asi poder acompañarla en su caminata y conocer un poco mas a los miembros de la misma; yo como el señor de este condado debo estar al tanto de lo solicitado por la población, seria grato escucharles. En cuanto al baile..por supuesto, estaba pensando en una festividad en navidad
Discúlpeme, conde Phantomhive, no quería causarle tales molestias con mi repentina intromisión pero llegó a oídos de mi madre sobre su presencia en nuestro pueblo y deseé venir por mi misma a saludarlo. Miró la falda de su vestido ligeramente enlodada; las botas compartían el mismo estado pero poco le importó a Elizabeth, ya que en el recibidor encontró un tapete para limpiarse el calzado y no dejar sus huellas por el pulcro piso de la mansión.
Me gusta caminar. Junto a mis hermanas y mi madre, recorremos largas distancias para visitar a nuestros vecinos o para ir al mercado. No es la primera vez que camino tan largo trayecto, así que no se preocupe por mí. Atina a decir para suavizar la intranquilidad del joven. Las manos de Lizzy descansaron en su regazo; su sonrisa iba dedicada al menor, sin embargo, sus pensamientos estaban oscilando en un mar de ideas y preguntas que, por respeto, era mejor enjaular.
