MɩtoꙆoɠɩ́ᥲ Nóɾᑯɩᥴᥲ ✧ Dɪᴏsᴀ ﹠ Vᴀʟᴋʏʀɪᴀ.
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NV1574672 · M
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Ahora ambos estaban desarmados, rodeados y a punto de ser atacados. Pero sin ningún tipo de miedo, Nevan se abalanzó con velocidad hasta el primer objetivo; el lobo que yacía enfrente de él. Y en el momento en que lo tuvo de frente, alzó la diestra al cielo para hacer aparecer el arma y dar un tajo completo que poseería la fuerza de gravedad, más su propia fuerza, para dar un corte limpio que partiría a la bestia por la mitad. La sangre no tardó en hacer presencia, dejando un enorme charco de sangre a pies de Nevan. No obstante, el arma había vuelto a desaparecer. Y antes de que pudieran reaccionar el resto de las bestias, el hombre tomó una parte del lobo por el pelaje para usarlo como proyectil contra el siguiente objetivo que yacía más cercano a él. Lanzándolo, con tanta fuerza, que desequilibraría al impacto para darle una abertura idónea para ejercer otro tajo de la misma manera que el primero, volviendo a partir a una de las bestias a la mitad.— Van dos. Quedan cuatro. —murmuró para sí mismo. Los lobos retrocedieron para reagruparse, pero era lo que buscaba Nevan desde un inicio; asustarlos para que se juntaran y fuera más sencillo eliminarlos.
Con su plan saliendo a la perfección, hizo reaparecer el arma para tomarla, como si fuera una jabalina, por el alargado mango para arrojarla contra los asustados objetivos. En ese momento, agradeció la forma que poseía debido a la cualidad que tenía para cortar perfectamente el aire y avanzar sin perder velocidad para terminar impactando sobre una de las bestias, clavándose sobre la cabeza de la criatura; otorgando una muerte rápida. Pero eso no era todo, pues Nevan apareció donde el arma, en medio de los lobos, para tomarla con ambas manos y ejercer un tajo giratorio que permitiría cortar al resto de objetivos por la mitad. No obstante, el movimiento ejecutado había sido ejercido con tanta fuerza que provocaría que la capucha se retirara y desvelara completamente la cabeza del hombre. Su platinada cabellera se tiñó con pequeñas manchas del carmín liquido que salió a chorros por todas las direcciones, cayendo los cuerpos inertes de las bestias al suelo de manera seguida. Y de no ser por la capa que lo protegía del frío, además de ocultar la armadura, se habría bañado en la sangre de sus victimas.
Había acabado su labor en cuestión de menos de dos minutos, y por ello, retiró la capa para revelar completamente su vestimenta; poseyendo una armadura que era peculiar debido a que no era completa. Únicamente cubría desde el codo hasta la mano y de la rodilla hasta los pies, permitiéndole tener protección en las zonas más expuestas de su cuerpo y, a la vez, ofreciéndole una velocidad que no se veía mermada por el peso, añadiendo un movimiento más libre que no otorgaría un set completo. Sin nada más que hacer, caminó hasta donde la mujer para entregar la espada que había limpiado con su capa; devolviéndola impoluta como se la habían ofrecido en un inicio.— ¿Continuamos? —cuestionó tras un suspiro. El cuerpo se le comenzaba a enfríar, por ello prefería continuar antes de que se viera totalmente afectado.
[/code]Ahora ambos estaban desarmados, rodeados y a punto de ser atacados. Pero sin ningún tipo de miedo, Nevan se abalanzó con velocidad hasta el primer objetivo; el lobo que yacía enfrente de él. Y en el momento en que lo tuvo de frente, alzó la diestra al cielo para hacer aparecer el arma y dar un tajo completo que poseería la fuerza de gravedad, más su propia fuerza, para dar un corte limpio que partiría a la bestia por la mitad. La sangre no tardó en hacer presencia, dejando un enorme charco de sangre a pies de Nevan. No obstante, el arma había vuelto a desaparecer. Y antes de que pudieran reaccionar el resto de las bestias, el hombre tomó una parte del lobo por el pelaje para usarlo como proyectil contra el siguiente objetivo que yacía más cercano a él. Lanzándolo, con tanta fuerza, que desequilibraría al impacto para darle una abertura idónea para ejercer otro tajo de la misma manera que el primero, volviendo a partir a una de las bestias a la mitad.— Van dos. Quedan cuatro. —murmuró para sí mismo. Los lobos retrocedieron para reagruparse, pero era lo que buscaba Nevan desde un inicio; asustarlos para que se juntaran y fuera más sencillo eliminarlos.
Con su plan saliendo a la perfección, hizo reaparecer el arma para tomarla, como si fuera una jabalina, por el alargado mango para arrojarla contra los asustados objetivos. En ese momento, agradeció la forma que poseía debido a la cualidad que tenía para cortar perfectamente el aire y avanzar sin perder velocidad para terminar impactando sobre una de las bestias, clavándose sobre la cabeza de la criatura; otorgando una muerte rápida. Pero eso no era todo, pues Nevan apareció donde el arma, en medio de los lobos, para tomarla con ambas manos y ejercer un tajo giratorio que permitiría cortar al resto de objetivos por la mitad. No obstante, el movimiento ejecutado había sido ejercido con tanta fuerza que provocaría que la capucha se retirara y desvelara completamente la cabeza del hombre. Su platinada cabellera se tiñó con pequeñas manchas del carmín liquido que salió a chorros por todas las direcciones, cayendo los cuerpos inertes de las bestias al suelo de manera seguida. Y de no ser por la capa que lo protegía del frío, además de ocultar la armadura, se habría bañado en la sangre de sus victimas.
Había acabado su labor en cuestión de menos de dos minutos, y por ello, retiró la capa para revelar completamente su vestimenta; poseyendo una armadura que era peculiar debido a que no era completa. Únicamente cubría desde el codo hasta la mano y de la rodilla hasta los pies, permitiéndole tener protección en las zonas más expuestas de su cuerpo y, a la vez, ofreciéndole una velocidad que no se veía mermada por el peso, añadiendo un movimiento más libre que no otorgaría un set completo. Sin nada más que hacer, caminó hasta donde la mujer para entregar la espada que había limpiado con su capa; devolviéndola impoluta como se la habían ofrecido en un inicio.— ¿Continuamos? —cuestionó tras un suspiro. El cuerpo se le comenzaba a enfríar, por ello prefería continuar antes de que se viera totalmente afectado.