MɩtoꙆoɠɩ́ᥲ Nóɾᑯɩᥴᥲ ✧ Dɪᴏsᴀ ﹠ Vᴀʟᴋʏʀɪᴀ.
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NV1574672 · M
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Responder con un par de palabras durante la rápida caminata no eran nada que él no pudiera controlar. Su condición física era tan grande que iba más allá de las limitaciones de un humano, cayendo en el cuestionamiento de sí en verdad su humanidad seguía intacta; pregunta que se había hecho tantas veces en el pasado y que jamás logró encontrar una respuesta que saciara su filosófico pensamiento. Pero, innegablemente, las bajas temperaturas le iban a cobrar factura a la larga ante la poca costumbre que tenía a temperaturas tan gélidas.
— Misericordia... Que irónico. —pronunció en un murmuro tan sutil que sería débilmente entendible por el sonido ambiente que rodeaba a ambos, siendo aquellas palabras las últimas que daría hasta que fuera necesario hablar nuevamente. Y, siguiendo los pasos de la mujer, observó la roqueña vereda tras quedarse quieto por breves instantes. Podría admitir que se veía peligroso, pero no era lo suficiente inquietante para que Nevan mostrara más preocupación. Simplemente se limitó a escuchar lo que tenía que decir la Valkyria, prestando más atención al hecho de que tenía que ir despejando el camino, aunque no tenía claro de que manera quería que llevara acabo la tarea. El varón solía tener maneras más sigilosas para encarar a las bestias, ya sea mezclándose con el entorno o evitándolas completamente al desviarse de su camino. No obstante, todo resultaba que tenía que entrar en conflicto directo para cumplir con esa sencilla prueba.
Al igual que la albina, Nevan escuchó los aullidos a la lejanía. Situación que le hizo soltar un suspiro con bastante pesadez en medio de la caminata, pero no pasó ni diez segundos para que la mujer se girara hacía él lanzado la incógnita que era más que obvia a simple vista; el encapuchado mostraba una apariencia totalmente desarmada, ocultando una habilidad tan única y especial que solo había sido vista por unos cuantos miembros de su familia.
Estuvo a punto de responder la pregunta, pero fue en ese mismo momento que vio como era desenvainada la gigantesca espada que se asemejaba a una especie de mandoble más refinado debido a la fina anchura que poseía la hoja. La arma en cuestión no era algo que usaría Nevan, pero no tendría problemas en manejarla ante su versatilidad en el combate. Acortó la distancia entre ambos con un par de pasos y extendió la diestra para tomar el mango de la espada, cargándola perfectamente con una sola mano. Retrocedió los pasos que dio para dejar espacio suficiente entre los dos, y como primera instancia, probó el equilibrio del arma con un par de tajos al aire empleando únicamente la mano dominante. Era ligera, bastante a comparación a un mandoble y quizá por esa razón poseía un mango tan alargado, para que fuera sostenida con ambas manos; generando una fuerza más potente con cada ataque. Y con eso en mente, separó las piernas un poco y tomó el arma con ambas manos. Seguidamente dio unos cuantos tajos cruzados con mayor velocidad y potencia, obteniendo el resultado que ya había previsto.
— Espero que no te moleste lo que haré. —comentó con una pequeña sonrisa visible en la parte inferior de su rostro. Tras ello, el arma brilló por unos segundos para desaparecer completamente de sus manos. Ya en ese momento, los pasos de los lobos se escuchaban perfectamente por culpa de las ramas que iban pisando a su paso.— Despejaré el camino, pero quizá no lo haga como cualquier otro guerrero. —exhaló con suavidad y silbó con fuerza para delatar su posición, provocando que las bestias ajustaran el rumbo hacía ellos. Y, en cuestión de segundos, ya se encontraban rodeados por seis lobos que gruñían sintiéndose superiores por estar en ventaja numérica. Misma conducta que los llevaría a la muerte por subestimarlos.[/code]
Responder con un par de palabras durante la rápida caminata no eran nada que él no pudiera controlar. Su condición física era tan grande que iba más allá de las limitaciones de un humano, cayendo en el cuestionamiento de sí en verdad su humanidad seguía intacta; pregunta que se había hecho tantas veces en el pasado y que jamás logró encontrar una respuesta que saciara su filosófico pensamiento. Pero, innegablemente, las bajas temperaturas le iban a cobrar factura a la larga ante la poca costumbre que tenía a temperaturas tan gélidas.
— Misericordia... Que irónico. —pronunció en un murmuro tan sutil que sería débilmente entendible por el sonido ambiente que rodeaba a ambos, siendo aquellas palabras las últimas que daría hasta que fuera necesario hablar nuevamente. Y, siguiendo los pasos de la mujer, observó la roqueña vereda tras quedarse quieto por breves instantes. Podría admitir que se veía peligroso, pero no era lo suficiente inquietante para que Nevan mostrara más preocupación. Simplemente se limitó a escuchar lo que tenía que decir la Valkyria, prestando más atención al hecho de que tenía que ir despejando el camino, aunque no tenía claro de que manera quería que llevara acabo la tarea. El varón solía tener maneras más sigilosas para encarar a las bestias, ya sea mezclándose con el entorno o evitándolas completamente al desviarse de su camino. No obstante, todo resultaba que tenía que entrar en conflicto directo para cumplir con esa sencilla prueba.
Al igual que la albina, Nevan escuchó los aullidos a la lejanía. Situación que le hizo soltar un suspiro con bastante pesadez en medio de la caminata, pero no pasó ni diez segundos para que la mujer se girara hacía él lanzado la incógnita que era más que obvia a simple vista; el encapuchado mostraba una apariencia totalmente desarmada, ocultando una habilidad tan única y especial que solo había sido vista por unos cuantos miembros de su familia.
Estuvo a punto de responder la pregunta, pero fue en ese mismo momento que vio como era desenvainada la gigantesca espada que se asemejaba a una especie de mandoble más refinado debido a la fina anchura que poseía la hoja. La arma en cuestión no era algo que usaría Nevan, pero no tendría problemas en manejarla ante su versatilidad en el combate. Acortó la distancia entre ambos con un par de pasos y extendió la diestra para tomar el mango de la espada, cargándola perfectamente con una sola mano. Retrocedió los pasos que dio para dejar espacio suficiente entre los dos, y como primera instancia, probó el equilibrio del arma con un par de tajos al aire empleando únicamente la mano dominante. Era ligera, bastante a comparación a un mandoble y quizá por esa razón poseía un mango tan alargado, para que fuera sostenida con ambas manos; generando una fuerza más potente con cada ataque. Y con eso en mente, separó las piernas un poco y tomó el arma con ambas manos. Seguidamente dio unos cuantos tajos cruzados con mayor velocidad y potencia, obteniendo el resultado que ya había previsto.
— Espero que no te moleste lo que haré. —comentó con una pequeña sonrisa visible en la parte inferior de su rostro. Tras ello, el arma brilló por unos segundos para desaparecer completamente de sus manos. Ya en ese momento, los pasos de los lobos se escuchaban perfectamente por culpa de las ramas que iban pisando a su paso.— Despejaré el camino, pero quizá no lo haga como cualquier otro guerrero. —exhaló con suavidad y silbó con fuerza para delatar su posición, provocando que las bestias ajustaran el rumbo hacía ellos. Y, en cuestión de segundos, ya se encontraban rodeados por seis lobos que gruñían sintiéndose superiores por estar en ventaja numérica. Misma conducta que los llevaría a la muerte por subestimarlos.[/code]