-Su mirada ya estaba más que puesta en el albino y un tono rojo se posaba en sus mejillas mientras que éste le hablaba y regañaba, posó ambas manos en la muñeca del chico en el momento en que le tomó de la mandíbula, le gustaba verle enojado por lo que de forma inconsciente sonrió luego de sus palabras.- Como diga el jefe.~
Que no lo seas para tu apestosa clientela no significa que yo deba verte igual. —No jugaba y de hecho en su voz se mostraría bastante serio con el asunto. Acercándose a la cama para tomar asiento y girarse en su dirección.— Traes un mal concepto de mí, pero tampoco puedo esperar mucho de un trozo de carne. —Estiraba una mano, sujetándola de la mandíbula y oprimiendo con los dedos para alzar su mirada.— Practica tu buen trato, porque me voy a arrepentir.
Entonces no puede decir que soy horrenda cuando no es verdad. -Sabía muy bien que provocar de aquella forma a su jefe haría que se molestara mucho con ella pero le daba igual, siempre lo hacía y eso no cambiaría en el futuro. No se esperó aquella nalgada por lo que bajó sus caderas soltando un pequeño gemido, aunque aquel dolor y ardor se combinó con placer por lo tanto no se quejó de aquello realmente.- jaja, te disgusto pero me nalgueas... Bien que lo deseabas.
Y ese es tu trabajo ¿o esperas que el dinero se haga solo? —Sentía repulsión en su rostro fruncido cuando notara el realce de sus caderas. Manos resguardadas a los bolsillos, apartaría la zurda y sin más remedio asestándole una nalgada, por la fuerza sometida provocaría que sus glúteos bajen.— Compórtate. Estás con tu Jefe, no con uno de tus asquerosos clientes.
Ay, lo siento por no ser de su gusto, pero créame que sí soy del gusto de otros y por lo menos llamo más la atención que usted. -Le dio igual aquellas palabras que parecían ir hacia ella con cierta intensión de dañarle, simplemente elevó más las caderas sonriente.- Si no quería verme, entonces... ¿Para qué vino?
