Si bien era cierto, ella no tenía un límite al respetar del todo, incluso podría llegar a incomodar debido a la excesiva confianza que mostraba hacía aquellos que le agradaban. Así como no ocultaba lo que veía tras las explosiones y gritos del futuro héroe. Y por ello insistencia tal.
Elevó su mano nuevamente y se despidió agitandola.
─¡Eres recibido!─ Quizás no era un gran cambio, pero era un avance para ambos. Y eso sin duda la hacía sentir extrañamente orgullosa y claro que la emoción no hizo esperar, dió media vuelta y de un salto fue a la dirección contraria.

*El muchacho no se giró en todo el momento que ella mencionó aquello, con una mueca de suma sorpresa al escuchar como ella parecía no tenía problema con nada de todo eso.*
─ ¡Hmph! ¿Por qué querría ir a tu casa, idiota?
*Apretó los dientes al notar la melodiosa y adorable voz, a pesar de que ella no hacía más que cosas amigables parecía no tener límite en cuanto era capaz de molestar al rubio.*
─ Ni se te ocurra, no te abriré la puerta. Nejire.
*Metió las manos en su bolsillo y siguió caminando sin voltearse a ver a la chica, sin ánimos de confesar que tal vez aprovecharía el ofrecimiento de ella. Tampoco era mínimo el cambio en como él la llamó también, de "Atolondrada" a "Nejire".*

Le pareció tierno, por lo que no pudo evitar volver a sonreír como solía hacerlo. Giró también y dio unos pasos más dejando una distancia entre ambos. ─ Oh, a mí eso no me molestaría. Sólo mandas mensaje y puedo incluso hasta decirle a mis padres. ¡Seguro se emocionan! ¿No sería igual contigo? ─
Mencionó tan dulce y natural que casi parecía cotidiano. Junto ambas manos y luego formó un puño en su mano lanzandolo al aire.
─ Para la semana de trabajo con los de primero pediré ir contigo, ¡Seguro será divertido! ¿Lo imaginas? Yo no, prefiero esperar a experimentarlo, ¡No te detengo más, Bakugou-kun! ─. Eliminó el "kouhai" un momento y ánimo como si nada.

*Planeaba marcharse tranquilamente al notar que había calmado el ataque de curiosidad que podía ser contraproducente de la chica, girando sobre sus talones hasta escuchar eso y quedando de piedra.*
─ Atolondrada, hay más chances de que el sol lance confeti de que te deje pasar a mi casa.
*Zanjó de golpe aquello de su parte, marchándose. Definitivamente no le podía permitir a esa mujer conocer a su madre... Y si iba tendría que devolverle la bufanda.*
─ Además, ¿qué es eso de invitarte a casa ajenas? ¿No te jodería que yo fuese a la tuya si se me da la gana, Atolondrada?

Cerró sus párpados por unos segundos en cuanto sintiendo el palmeo, anclado su mirada en él, desbordante de curiosidad en ese momento, sus ojos le hacían las cuestiones.
─ Uh. ─ Suspiró antes de volver a ser en si.
─¡Yo quiero! ¿Puedo acompañarte? Me pregunto como es tu casa, y también, ya sé.
─ Finalizó y únicamente sonrió de lado. Ya había ido antes a casa de sus amigas y amigos, para ver como vivían y por mera curiosidad porque no incluir a Bakugou en eso.

─ ...
*Guardó silencio en ese momento, clavando sus ojos en ella con cierta duda. Finalmente suspiró y palmeó la cabeza ajena.*
─ ¡"Quizás" nada! Deja de pensar en eso y ser tan ruidosa.
*Esa era la forma más tierna que poseía para evitar que ella le diera vueltas al asunto, no iba a arruinarle la felicidad por un capricho.*
─ ¿E-Eh? No, p-para nada. No me gustó, y... Te lo devolveré, sí, pero cuando vaya a casa... Y no sé cuando lo haré.

─ ¿Saber qué? ¡Oh, vamos! ¡Me niego a creer que no pueda ser real! O quizás.. ─
Cuán Infante se quedó pensativa. Con un ligero pero evidente fruncir de sus labios.
─ ¿Eh? ¡No, no! Sólo que sino quieres algo de alguien no lo aceptas o lo devuelves aunque, ¡Tal vez si te gusto pero es tu secreto!

*Alzó una ceja al ver que ella titubeó, quedando en silencio unos segundos.*
─ ¿Q-Quieres decir que no lo sabías?
*Preguntó perplejo, esa chica debía ser mayor que él.*
─ Hmph, ¿ya te arrepientes que la quieres de nuevo?

─ Pero... Mis padres no son gordos, ¿Cómo podrían? ─ Paradeó simultáneamente sin entender, luego analizó al rubio y rodó los ojos.
─ ¿Y sino la necesitas por qué no me la devuelves? ─

─ ¿Eres tonta? El gordo no existe, son tus padres quienes dejan el regalo.
*Se tocó las sienes al escuchar como ella no frenaba un segundo.*
─ No, no me gusto. Ya que no necesito ningún regalo.