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— Lo tenía todo en el infierno, era mi reino, hasta que me tope con la habitante de Chernobyl. ~
 
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Missi · F
Meditó sus siguientes palabras en un segundo cargado de teatralidad; darse el gusto de verlo pasar sus horas bajo la torrencial lluvia de invierno era otro de sus pequeños grandes placeres apenas descubiertos.

Vivir sin ti era bueno —tuvo que confirmar—, pero vivir en tu presencia lo hace aún mejor. —Con un tintineo entre sus dedos hizo girar el líquido carmesí que bañaba el cristal de la copa que la había acompañado en todo momento—. Un vampiro sucio y humillado, sin techo y haciendo rabietas resulta ser una "lectura" más interesante.

-¡Idiota que me hiciste!- exploto completamente.

Bien era cierto que le jodia que estuviera ahi con vida despues de tener todo lo que siempre habia soñado, y para su mala suerte comenzo a llover y eso hizo que su rostro tomara una expresion de enojo y furia contra Missi.

- Si no querias vivir sin mi era suficiente con que te suicidaras como el intento ridiculo de la protagonista de tu libro. (?)
Missi · F
En respuesta, ella ensanchó su sonrisa a medida que también crecía el gozo mórbido que le producía el verle sudar desgracias por cada poro.

Poniéndose de pie y sacudiéndose el vestido con elegancia, finalmente se asomó a la ventana con la misma agilidad con la que se desplazaría una serpiente y, de un impulso, de par en par abrió el vitral sin importar estampárselo en la cara. [??]

¿Qué tal el clima allá afuera, Mr. Lanky? [?] —apoyó los brazos en cruz por encima del alféizar con total gracia, observándolo muy segura de su posición.


-Ese aroma peculiar llamo la atencion de el vampiro aterrizandolo en la realidad, una jodida realidad que detestaba y no pasaba un momento que se quejara de ello, su castillo en manos de esa mocosa el pelando por su honor y las ganas de aniquila a Missi, siempre ahi. Con su semblante serio la miro y extendio uno de sus largos dedos- 🖕
Missi · F
Consciente del rencor que le estaba generando en ese momento, sin estropear la ocasión con palabras superfluas, ella simplemente alzó una mano y, con un bailoteo de sus dedos, le envió un saludo desde la lejanía mientras se regocijaba de su patética vida y sus miserias mundanas. [?]


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