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About Me Notes
About Me
DORIAN MONDRAGON




Mi historia se remonta a casi 2000 años atrás, después de que la orden de monjes militares formasen ‘La Orden del Temple’ o ‘Los Caballeros Templarios’, aquellos que bajo juramento protegían las rutas de Tierra Santa para los peregrinos que se desplazaban a Jerusalén desde Europa, después de la primera Cruzada.

Fui instruido en el arte de la milicia, por lo cual prontamente me uní a las tropas que prontamente se convirtieron en una base de poder por derecho propio. Todo aquello no tardó en convertirse en una guerra por posesión territorial. Sin embargo, la defensa no solo se convirtió en nuestro trabajo, si no la protección de un valioso objeto que se nos fue encomendado: ‘El Santo Grial’. Una copa o un cáliz, una reliquia que contiene la sangre de Cristo; una bandeja de plata, un caldero de la abundancia, una piedra del cielo. Solo aquellos adeptos podrían conocer aquella información, hasta ahora yo lo desconozco, pero está claro que es una gran fuente de energía.

Una noche mientras acampábamos, nos tendieron una emboscada. Aquellas no eran personas normales, atacaron a toda la tropa dejando una extensa marca de sangre en aquel territorio. A la mañana siguiente logré despertar con un dolor punzante en el cuello, percatándome de toda la gente masacrada, y peor aun, que nuestra encomienda había desaparecido.

¿Porqué yo había permanecido con vida? Si es que se le podía llamar así. Mi corazón había dejado de latir, mi piel se había tornado pálida, gélida; y entre mis labios se dejaban ver unos pronunciados colmillos.

No tardé en darme cuenta en lo que me había convertido, en una de esas míticas bestias: Sí, un Vampiro y la sed de sangre no tardó en venir a mí, aquella ansia irrefrenable.





La secta de ‘La Camarilla’ no tardó en hallarme, aseguraron que habían visto en mí habilidades que les servirían dentro de sus filas. Quizá se preguntarán cual es el fin de la raza vampírica, es simple, buscan el control sobre las actividades humanas. Las acciones que uno comete pueden favorecer los intereses de otro y terminar perjudicándolo a uno, y la sinceridad es una joya muy escasa en este ambiente.

Mucho tiempo pasé viviendo entre las sombras, viendo como la humanidad 'evolucionaba'. Guerras, enfermedades, esclavismo. No podría afirmar que fueran mejores que nosotros, pero aun así yo no era la excepción. Hubo un tiempo en el que fui asesino a sueldo e hice cosas de las que no me enorgullezco, pero una vez que apareció alguien en mi vida -si es que así se le puede llamar-, todo cambió.

En uno de mis viajes a Inglaterra a finales del siglo XIX, conocí a una chica, su nombre era Angelique Barrett y era escritora; piel cual porcelana, cabello rizado y ojos esmeraldas. Debido a mi naturaleza y a su gusto por las obras de Oscar Wilde, terminó apodándome cariñosamente 'Dorian', aquel que no envejece; siendo mi nombre original Vladimir Mondragon.





Sin embargo, rompí más de una regla de ‘La Mascarada’ o las tradiciones de los vampiros al revelarle a Angelique mi identidad. A ella le confié todo sobre mí e incluso llegamos a prometernos. Ese tipo de uniones estaban prohibidas por el clan y yo era incapaz de corromper con mi veneno a un ángel como ella. Mi felicidad no duró mucho, ya que aquellos infames se encargaron de erradicarla. Yo por supuesto no me quedé con los brazos cruzados, los perseguí hasta el cansancio para hacerles pagar su osadía. Aquel día 21 de septiembre pude consumar mi venganza, sangre por sangre.

Uno de los Matusalenes, el líder del clan y uno de los vampiros más antiguos, representó una figura paterna para mí por siglos, siendo él quien decidió otorgarme su perdón. Ahora le debo mi fidelidad para la protección del Santo Grial, y en la eterna lucha contra los Malkavians, aquellos locos bárbaros que deshonran a los vampiros y cuya única finalidad es matar, ya que no ven ninguna utilidad en los seres humanos.





¿Quieres saber más sobre mí? Averigualo...